El día 17 de este mes de julio se cumplía el segundo aniversario de la muerte de este sacerdote vasco.
Todos le llamábamos Kiru. El también nos ponía a sus amigos pequeñas variantes
en nuestro nombre como Vitorchiu o Saguchu etc.
Estuvo en Galicia y en concreto en Santiago desde el año
1962. Era un sacerdote numerario del Opus Dei y fue director del Centro de Encuentros Sacerdotales de Santiago.
Los sacerdotes de Galicia le están muy agradecidos pues estuvo enteramente entregado a ayudar a cualquiera de los que conocía, como fuera su situación.
Recorrió muchas aldeas, también remotas, de toda Galicia y asistió a funerales con ánimo de conocer a sacerdotes y transmitirles sus inquietudes apostólicas.
No siempre era bien recibido, pero el no cejaba en su intento y volvía, hasta ganar a su hermano sacerdote. Tenía una gran capacidad de amar y desbordaba alegría en todos sus encuentros que siempre eran provechosos.
Los sacerdotes de Galicia le están muy agradecidos pues estuvo enteramente entregado a ayudar a cualquiera de los que conocía, como fuera su situación.
Recorrió muchas aldeas, también remotas, de toda Galicia y asistió a funerales con ánimo de conocer a sacerdotes y transmitirles sus inquietudes apostólicas.
No siempre era bien recibido, pero el no cejaba en su intento y volvía, hasta ganar a su hermano sacerdote. Tenía una gran capacidad de amar y desbordaba alegría en todos sus encuentros que siempre eran provechosos.
A algunos les animó a ir
a ampliar estudios y le deben, a sus ánimos y consejo, haber
hecho una licenciatura en Roma o en otra universidad.
Le conocí un poco
después de llegar a Santiago, cuando yo ya me iba
para Roma y luego le volví a ver en mi estancia en una parroquia llamada
Vimianzo a donde me había destinado mi sr. Obispo y en donde estuve desde el año 1966 hasta
1970.
Recuerdo que allí vino un día de mi santo, un 6 de marzo, en que tenía a otros sacerdotes invitados y también estaban conmigo mis padres. Vino a estar un buen rato con nosotros y trajo la guitarra. Tocó canciones del tiempo de mi madre especialmente dedicadas a ella y que le gustaron muchísimo y pasamos todos un rato muy agradable.
Recuerdo que allí vino un día de mi santo, un 6 de marzo, en que tenía a otros sacerdotes invitados y también estaban conmigo mis padres. Vino a estar un buen rato con nosotros y trajo la guitarra. Tocó canciones del tiempo de mi madre especialmente dedicadas a ella y que le gustaron muchísimo y pasamos todos un rato muy agradable.
D. Kiru, como le llamábamos, era un cantante apasionado. Así le decía Josemaría Escrivá cuando estuvo haciendo en Roma sus
estudios de teología. Le gustaban mucho las rancheras, sobre todo si tenían un
mensaje como Chapala y otras. Había una que no tenía ningún mensaje pero era
muy bonita y que hablaba de una puñalada trapera. Nosotros, los curas amigos,
le llamábamos la trapera y siempre se la pedíamos. Cántanos la trapera, le
decíamos.
También nos enseñó alguna canción vasca que cantábamos con mucho entusiasmo.
También nos enseñó alguna canción vasca que cantábamos con mucho entusiasmo.
Fue muy creativo en el tiempo que estuvo en Santiago,
buscando para los sacerdotes lugares de descanso o de formación. En estos lugares se reunía con sacerdotes o
chicos que luego fueron seminaristas y salieron sacerdotes. Basta recordar una casa llamada la Tioira cerca de Marín y el piso de Viacambre en la calle del Horreo en Santiago, en donde tuvimos las primeras comidas juntos y medios de formación.
Tuvo otras muchas iniciativas, como las comidas de Navidad para sacerdotes amigos, en que nos reuníamos muchos en un ambiente festivo y fraternal. También organizó algún retiro espiritual al que se entregaba con gusto. Y en varias ocasiones reunió, en una comida fraterna, a madres y hermanas de sacerdotes.
Tuvo otras muchas iniciativas, como las comidas de Navidad para sacerdotes amigos, en que nos reuníamos muchos en un ambiente festivo y fraternal. También organizó algún retiro espiritual al que se entregaba con gusto. Y en varias ocasiones reunió, en una comida fraterna, a madres y hermanas de sacerdotes.
Pasados los años, se fue para Oviedo y en Gijón falleció
santamente el 17 de julio de 2015. Hubo un sacerdote, D. Carlos Carrasco, que nos representó en el funeral a los sacerdotes gallegos que le conocíamos.
Había nacido en
Bilbao, al lado de la basílica de Begoña, el día 2 de noviembre de 1932
No hay comentarios:
Publicar un comentario