Desde el Crucero de la
Coruña llegaba hasta S. Cayetano el olor de las sardinas asadas que estaban
preparando los vecinos.
Allí tenían montada una espléndida carpa con mesas y
asientos. Tenía una capacidad para mas
de doscientas personas, todas sentadas.
Me llamó la atención la disposición de bastantes jóvenes a
asar las sardina en parrillas al efecto, a preparar las fuentes con las sardinas y a
distribuirlas.
Había pan, vino, agua y otras bebidas. No faltó la empanada, pues estamos en Galicia y ese alimento sabroso, aparece con frecuencia. Luego vendría todavía otros ricos alimentos.
Había una charanga que animaba la fiesta y unos gaiteros que le daban sabor gallego a la velada.
Había pan, vino, agua y otras bebidas. No faltó la empanada, pues estamos en Galicia y ese alimento sabroso, aparece con frecuencia. Luego vendría todavía otros ricos alimentos.
Había una charanga que animaba la fiesta y unos gaiteros que le daban sabor gallego a la velada.
Fue un día de fraternidad, no sólo para los vecinos sino
para otros de más lejos que se unieron a la fiesta.
Felicito desde aquí a los organizadores y a tantos que con
alegría colaboraron para hacer una tarde agradable a muchos.
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