En la sala de los cuadros de la parroquia de S. Cayetano, D.
Emilio dio una conferencia sobre Lucia, la vidente de Fátima. Después de una introducción
pasó a hablar de la estancia de la vidente en Galicia, en concreto en Tuy y en
Pontevedra.
En Tuy tuvo una visión la más teológica de todas, en donde se le presenta la Santísima Trinidad, con la Hostia y el Cáliz y la presencia de María. Serán los estudiosos de la teología quienes nos interpreten dicha experiencia mística. Sor Lucia no ha querido o no ha podido hacerlo.
Allí mismo, en Tuy, fue en donde se hizo la imagen de la
Virgen obra del conocido escultor José Rivas ( 1885-1950) santiagués. Los distintos pasos de la escultura fueron supervisados por Lucia y al final
quedó esa imagen que es la que más la gustaba a la vidente. Ahora está en la
Casa de la Virgen en Pontevedra.
En Pontevedra (1925), tuvo la visión del corazón de María rodeado de
espinas, la invitación a que el Papa consagrase el mundo y Rusia a ese inmaculado
corazón y la devoción de los cinco primeros sábados de mes, también en
desagravio y con la promesa de la ayuda a la hora de la
muerte.
Se conserva la celda de la visión, convertida en capilla. La celda era la parte que ahora es allí el presbiterio, está en el segundo piso de la casa de la Virgen.
Se conserva la celda de la visión, convertida en capilla. La celda era la parte que ahora es allí el presbiterio, está en el segundo piso de la casa de la Virgen.
Nos relató el conferenciante, con detalle, el encuentro en
el patio de la casa de Pontevedra con el Niño Jesús.
Sor Lucia estuvo también tres día en Santiago en el año
santo (1945), ganó el jubileo y vio los museos y desde lo alto de la catedral, la ciudad, que le gusto
muchísimo. Vivía en las doroteas que tenían casa en la rúa del Villar.
En su estancia en Pontevedra por recomendación médica fue a
diversos sitios de veraneo, El Grove, Rianxo, Placeres en Marín en donde le salvó la
vida a dos niños que estaban en dificultades. Esto lo contó sor Lucia muchas veces y con alegría
por la obra buena hecha. Estaba en lo alto de una roca haciendo oración y desde alli percibió el peligro de los niños. También puso
catecismo en San Bartolomé y en los franciscanos.
Hacía rosarios que luego regalaba y uno de ellos se conserva
en la casa de la Virgen como recuerdo.
Nota:
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