miércoles, 1 de mayo de 2019

Mi primera Romería a la Virgen en este Mayo



Esta mañana me levanté con la ilusión de hacer una romería a  un santuario de la Virgen, acompañado o solo.

Hice un intento de convencer a un amigo de ir juntos, pero no se encontraba muy bien y no le apetecía salir. Luego ya decidí ir solo a la Virxe da  Fonte, capilla mariana de la que tengo llave y está cerca.

Un amigo, cuando supo que iba de romería a la Virgen se ofreció a acompañarme. Me alegré de no ir solo.

Estaba Santiago desierto, como paralizado al ser el primero de mayo. Todo cerrado y poquísimo tráfico.

Fuimos a pie por senderos en medio de jardines y altos árboles y, para que no falte nada, un riachuelo cantarín que atraviesa el jardí  y pasa por delante de  la ermita. Entramos en la ermita. Abrí  las puertas de par en par y vi con gusto que a pesar de que se usa poco o casi nada, estaba limpia y ordenada.

Rezamos dentro de la ermita un rosario, despacio. Mientras  veía las imágenes de la Angustia, de Juan el Bautista y de S. José en el retablo. S. José con el Niño, aun muy pequeño, llevado en brazos.

Mis pensamientos iban del rosario y sus misterios,  a las imágenes del retablo. La Virgen con el cuerpo de Cristo en el regazo, me hizo pensar en la Iglesia, como muerta, con corona de espinas y con llagas abiertas. Pero también  en manos de María y con la resurrección ya cerca. Dios no abandonó el cuerpo de Cristo  y tampoco abandona a la Iglesia. Ésta resucitará gloriosa, no sólo al  final de los tiempos, sino pronto si rezamos y nos convertimos.

 Ahí era fácil encomendar la actual situación de esta madre la Iglesia, Cuerpo de Cristo.

S. José con el Niño en brazos me llevó a pensar en las iglesias jóvenes, de Asia o de África, y en los  recién bautizados en todo el mundo (2800 adultos en Honkon), ahora en la Pascua. Se los encomendamos a los cuidados de este gran patriarca.

Ya por último S. Juan Bautista señalando al cordero acostado sobre un libro, me hizo pensar en la necesidad de hablar más de Jesucristo,  con valor, sin respetos humanos, y de indicar en donde encontrarle y en llevar a nuestros amigos a tener experiencia eucarística viva de trato perEsonal  con Él.

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