Pasaba por una céntrica calle de Santiago a ver a un amigo
que me estaba esperando. En un momento de ese recorrido oigo detrás de mí una
voz: !hermano, hermano¡. Pensé que podía ser por mí y me di vuelta.
En esta
ciudad nos suelen llamar a los sacerdotes, padre. Tanto los de la ciudad, los
pobres o los peregrinos. Pero tampoco está mal que nos llamen hermanos como
llamaba S. Francisco a toda la creación.
Vi a un señor de unos 45 años, con un atuendo sencillo, como
de trabajo, que estaba un poco ansioso. De pronto me preguntó: ¿qué dice el
salmo 91?
Le contesté que los salmos son 150 y que no los sabía de memoria.
Sólo recuerdo dos salmos: el salmo 1 que
habla del justo que aun en la vejez da fruto
y el salmo 22 que es uno de los más preciosos que habla del Buen
Pastor.. pero del 91, no tenía ni idea.
Entonces sacó su teléfono y me leyó un largo Wasatt que
había recibido de algún amigo. Allí le decía su amigo que vendrían tiempos malos,
de numerosas dificultades y ataques y le recomendaba que se protegiera con el
salmo 91.
Nos despedimos y, al llegar a casa de mi amigo le pedí una
Biblia, después de contarle el encuentro con este hermano.
Leí el salmo 91, todo, en voz alta y efectivamente es un
salmo que alude a las dificultades del justo y como Dios lo libra de todos los
males. Vale la pena leerlo, vengan o no vengan estos tiempos malos. No hago un
resumen, para que, como decían los clásicos, el amado lector lo vea y disfrute directamente y se deje envolver y
confortar por la fuerza de la Palabra de Dios.
Luego miré este salmo en internet y sale en numerosas
estampas y libros.
Supongo que a muchas personas les puede interesar y que está
siendo muy difundido por dar respuesta a algo que en realidad pasó en todos los
tiempos. Pero la Palabra de Dios es para todos los que quieran leerla.
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