sábado, 23 de junio de 2012

Roma

El lunes, día 25, iré , si Dios quiere, a Roma, allí estaré en un Congreso con otros sacerdotes especialmente italianos. Me hace  mucha ilusión estar tan cerca del Papa y formarme un poco más.

 Volveré, con la ayuda de la Virgen,  el día 7 de julio, espero que con  novedades  para contar.

Víctor Sánchez
Párroco

jueves, 21 de junio de 2012

La huella somasca en la parroquia de S. Cayetano de Santiago de Compostela


Cuando los somascos vinieron para Santiago  su nombre nos sonaba raro, incluso lo pronunciábamos mal. Luego ya nos fuimos enterando que la Somasca era una región del norte de Italia en donde habían nacido y  de ahí ese nombre que luego se hizo popular.

El primero que estuvo en esta parroquia fue el  P. Joaquin ( 1987) que era un sacerdote delgado, joven y que estaba siempre con gente joven de modo especial en Guadalupe que era su encargo pastoral. Pasó a Roma y ahora es provincial en  España. Luego conocí a más: Al P. Eugenio Deambroggio, el p. Luis  López Castelo, el P. Grato y ya últimamente el P. Juan Manuel, José Luis Moreno que más que un amigo era un hermano, Luís García Alcocer, Federico Fausone , Aurelio  que  es todo corazón  ,  Gilberto y otros. Uno de ellos tenía el cargo de Vicario de la parroquia aunque todos echaban una mano sin ningún remilgo.

La mayoría eran jóvenes y alegres, con mucho ímpetu apostólico, sencillos y eso lo fueron comunicando en distintos ámbitos de la parroquia.  Con todo,  cada uno dejó su propia huella y es recordado por sus características.

Por ejemplo Grato era un gran predicador. Un vecino de S. Silvestre en donde él decía misa habitualmente llegó a decirme que lo podría escuchar todo el día sin cansarse. El p. Eugenio fue un apóstol de las escuelas y niños; les escribió a muchos y consiguió algunas vocaciones. Luis López Castelo fue muy popular en le barrio y participaba en muchas actividades de los vecinos. Federico trasmite su amor a las plantas   que también son palabra de Dios, el p. Luis García Alcocer se desvivió por los chicos de acogida y por la parroquia, muy amante de la música y con un potente voz apta para el canto. Gilberto es un buen conocedor de la historia somasca y amable en todo momento.

Mucho mas se podría decir de cada uno,  pues una vida entregada totalmente a Dios no se puede resumir en dos palabras. Fueron un regalo para la parroquia y un buena ayuda para le párroco y su huella permanece en el corazón de muchos.

Quiera Dios y la Ssª.  Virgen, Madre de los Huérfanos, y  S. Jerónimo Emiliani, seguir bendiciendoles con toda clase de bendiciones y a ver si algún joven audaz quiere seguir su ejemplo a favor del Reino de Dios, es decir, de Dios mismo y hacer parte de su comunidad.

lunes, 18 de junio de 2012

La Venerable Madre María Antonia de Jesús, carmelita


Mi encuentro con la M. María Antonia




Un día me acerqué al convento del Carmen de Santiago  de  Compostela para pedir prestada una imagen de Santa Teresa de Jesús. Era para una exposición sobre la fe. Esta santa entraría entre  los grandes testigos de la fe de España.

Hablé con la M. Priora, una monja joven, con quien  tuve una interesante conversación en donde me dijo que el verdadero maestro de la fe era S. Juan de la Cruz, pues dedica a este tema varios de sus escritos y que  fue calificado así también por Juan  Pablo II  en una larga carta con ocasión del IV centenario del santo. El Papa había hecho una tesis sobre la fe en S. Juan de la Cruz.

Pero luego la M. Priora me habló  de la fundadora del convento del Carmen de Santiago, la venerable madre María Antonia de Jesús que, según ella, bien pudiera ser patrona de las feministas gallegas, pues fue casada, tuvo hijos, viuda y monja. Vivió la  emigración, hablaba gallego en cuya lengua se entendía mejor. Fue una mujer que conoció los problemas de su tiempo (1700-1760) y tuvo grandes experiencia de fe, de oración y místicas.

 Y aquí comienza mi encuentro con la M. María Antonia.

En 1991 se ha escrito un hermoso libro tomado  especialmente de sus escritos y autobiografía, en donde se relata con detalle con sus mismas palabras, su gran aventura de hacer la voluntad de Dios y de traer el Carmelo para Galicia. Fui  recorriendo las páginas de esta historia, admirándome del  esfuerzo de la Madre María Antonia por seguir las inspiraciones de Dios, de la responsabilidad en la dirección espiritual para la que se requiere sacerdotes sabios y santos, de cómo vivió la fe de Abrahán pues Dios le manda salir de su tierra y no sabe a donde, pero ella sale con dos de sus seguidoras, y, el Señor,   las  va guiando a buen puerto.

Tiene una gran fe en la oración diciendo que la oración muda a los  hombres, como así ocurrió con un dominico en Tui que pasó del no al si, en una consulta que le hacía la Madre, después de un rato de oración ante el Santísimo Sacramento. El eje de su vida fue un continuo diálogo con Dios. La oración lo fue todo para ella y luego no quiso dar pasos en su vida de relación con Dios, sin la ayuda de la dirección espiritual.

Con esta lectura ya le cogí afecto a la Madre   María Antonia y ya empiezo a encomendarle cosas, de momento pequeñas, pero ya llegarán las grandes.

Algunos pueden objetar que ya tenemos muchos santos y  beatos, y muchos otros  que esperan ser  beatificados. A esta dificultad contesto con  un refrán castellano:” no por mucho trigo, es mal año”. No nos debemos de quejar de tener muchos tesoros.  Estos santos son  nuestros tesoros, aquí en la tierra mientras vivieron entre nosotros y, ahora,  ya finalizada su carrera, en el Cielo. Son ejemplo para nuestras vidas y también intercesores.

 Como esta santa es gallega animo a todos los gallegos de Galicia y de la diáspora que se encomienden a la ahora venerable y experimentarán su ayuda. Lo digo por propia experiencia en tan pocas horas de empezar a invocarla ya tengo alguna favor suyo.
No dejen de comunicar los favores al convento del Carmen de Santiago.

para saber más visitar
todo más amplio aquí

martes, 12 de junio de 2012

Dos jóvenes judías, en Santiago.

Hace poco, me encontré en la calle con dos muchachas judías. Estaban buscando un supermercado concreto cerca de la estación de autobuses. Nos encontramos y me pararon preguntándome por dicho supermercado. En este caso no ejercí de gallego pues di por supuesto que querían ir de compras, pero no era así, era para ir a determinada parada del autobús urbano que les llevaría al albergue del Monte del Gozo.

Yo no conocía bien la zona y les dije que preguntaran en una farmacia cercana, pero aproveché para preguntarles de donde eran. Se veía que eran peregrinas pues los que llevamos bastante tiempo aquí , en Santiago, ciudad de continuas peregrinaciones,  sabemos distinguir los distintos visitantes.

¿De donde venían?. Me sorprendieron diciendo que eran de Israel.
-entonces ¿sois judías?, les dije, y con una amplia sonrisa, me dicen: si , somos judías.

Yo puse mis pensamientos en la Ssª Virgen, mujer judía a quien tanto queremos y veneramos los católicos y supuse que tendría rasgos parecidos a los de aquellas jóvenes. Luego pensé, desde luego a mucha velocidad,  en Eugenio Zolli, el gran rabino de Roma, converso al catolicismo, cuya autobiografía estoy terminando de leer, y luego les dije con mucha alegría: "mis dos grandes amores son judíos, Jesús  y María".


 Me regalaron su mejor sonrisa y esa indefinible corriente de simpatía que se nota,  cuando la hay, entre los humanos y que suele ser mutua.

Ahora me acuerdo de otros dos encuentros con judíos de los que podría dar muchos detalles, uno al ir a Israel con el que era mi compañero de asiento en el avión. Este era un empresario que trabajaba en Argentina y que iba a una boda en Jerusalén; con él fui hablando unas 4 horas, todo el viaje desde El Prat hasta Tel-Avic y ya al final me dolía el cuello de tanto mirar para mi izquierda.

Al regreso de Tierra Santa coincidió a mi lado una psicóloga que regresaba a su país americano en donde trabajaba,  tal vez Paragüay, y también era judía, con ella hablé largo rato y con la misma simpatía con que los católicos miramos a nuestros  hermanos mayores , los  judíos.

Rezo por el pueblo judío y amo sus hermosas tradiciones, algunas de las cuales entraron en nuestra propia liturgia, aunque con un nuevo significado como son la Pascua, Pentecostés , La Palabra, el velo humeral, el ambón etc.

lunes, 11 de junio de 2012

Lo que aprendí de los sacerdotes y un modo de vivir la fraternidad sacerdotal


Durante años visité a sacerdotes de distintos ambientes  y  también di ,con mucho gusto, retiros espirituales de arciprestazgo que  me encomendaban los delegados del clero.
Los retiros eran dos  y a veces tres al mes, otras veces menos, según las posibilidades y las circunstancias. Los lugares del retiro fueron dispares, en distintas zonas; el modo era el marcado por el plan diocesano.

¿Qué aprendí?
En primer lugar fraternidad. En todos los sitios después de haber rezado,  comen juntos y esa comida es una ocasión de intercambio de experiencias a veces divertidas y de opiniones o preocupaciones.

Después humildad: en algún retiro toman notas de lo que dices como si lo que se les da fuera muy importante y en todos están atentos y miran al enviado de la diócesis con mucho  respeto.

También aprendí valentía y coraje, pues  pudiendo vivir como jubilados bastantes de  ellos sin embargo están activos en el combate de la pastoral. En algunos sitios son pocos los que se reúnen pero son constantes en la oración sin desanimarse. Otros tienen muchas parroquias y labores y no se quejan  ni se dan importancia.

Las visitas personales las hacía una o dos veces al mes, no siempre a los mismos, a veces solo y  a veces con otro sacerdote o con seminaristas.
Cuando iba con seminaristas que pasaban   un mes en mi casa en sus vacaciones, les ayudaba mucho a los propios sacerdotes que se rejuvenecían al contacto con jóvenes ilusionados con ordenarse un día de sacerdotes. Siempre que puedo los llevo. Algunos les dan consejos y ánimos para perseverar  y, como somos humanos algunos echaban mano de la cartera para darles una ayuda. Cuando van ellos les hacen grandes confidencias y les invitan a tomar algo de comer o beber a lo que nunca se niegan los chicos pues son jóvenes y con buen apetito.

Tengo visitado sacerdotes muy solos o con viviendas que no reúnen condiciones de habitabilidad, en donde pasan frio o que no pueden afrontar los gastos de mantenimiento, aunque hay también casas bien acondicionadas y acogedoras que es como debe ser.

Alguno me tiene dicho que cuando le visitaba le parecía que era el mismo  Jesús quien estaba con él y le dejaba reconfortado. Naturalmente esta confidencia  me dejó verdaderamente conmovido y no se me olvida cuando salgo a ver compañeros.

Otros te reciben como a un personaje que les llega a casa. Dejan todo lo que les ocupa en ese momento a veces  de cierta urgencia y te atienden con una conversación variada. A veces incluso me preguntan ¿traes algún mensaje?, y así me dan pie para una conversación más espiritual.

Les gusta enseñarte la iglesia en lo que han puesto sacrifico, trabajo y oración. Es algo suyo y parte de su vida y disfrutan enseñándolo.

A casi todos les interesan noticias. Creen que los que estamos en la ciudad sabemos lo  último de iniciativas, proyectos y novedades de todo  tipo y quieren saber.

No siempre salen bien las visitas pues hay sacerdotes que es muy difícil encontrarles pues están poco en casa o tienen mucho trabajo y no pueden pararse a  atenderte.

En estas visitas das pero también recibes mucho pues ves su soledad y  la falta de respuesta a sus iniciativas, a algunos los ves siempre leyendo con interés por el estudio, se ven sus triunfos y fracasos, pero también lo sacrificados que son por sus feligreses y con deseos de ayudarles a ser y vivir como cristianos. Me  viene ahora a la cabeza un amigo que murió a la entrada de la iglesia un domingo cuando iba a sustituir a otro,  en la misa dominical,  que estaba enfermo. Este verdaderamente murió a pie de obra.

A alguno lo tengo encontrado en la iglesia, después de celebrar la S. Misa, con la  cabeza cerquita del sagrario y diciendo el alma de Cristo en voz alta, creyendo que estaba solo. Para mi fue conmovedor.

A todos estos sacerdotes y  a otros, les estoy muy agradecido pues, en las exposiciones que  hago desde hace varios años, me han ayudado prestándome piezas de valor de sus iglesias que me venían  muy   bien para el tema de que se tratara. Desde luego fueron generosos.

Y por último un sacerdote que me acompañó muchas veces en estos viajes que  ya falleció y se llamaba D. José Benito, cuando tardaba en organizar un día de visitas, me decía “ahora  hace tiempo que no salimos, ¿salió algún decreto del Papa que prohíba  visitar a los sacerdotes?, y así me  obligaba a salir cuanto antes.


viernes, 8 de junio de 2012

Mi experiencia del Camino Neocatecumenal


En esta parroquia vino el Camino, en 4 comunidades, en diciembre de 1997;  comenzaron sus actividades el 12,   día de la Virgen de Guadalupe. Desde esa fecha  fueron desarrollando  su carisma sin prisa y sin pausa…

Yo los conocía a través de un amigo sacerdote que tenía el camino en su parroquia y que le había ayudado a él en la vivencia de su sacerdocio, por eso no necesité de muchas explicaciones. También tenía la idea de que a cada asociación  o grupo hay que tratarlo según su espíritu y por eso nunca tuve ningún mal entendido. Yo estaba para servir y mantener la pureza de la doctrina si hacía falta.

Y ahora mi experiencia.
 La primera misa participada que presencié, la presidía otro, me emocionó mucho pues yo estaba acostumbrado a cantos  más bien lánguidos en otras celebraciones, pero en su misa  cantaban con fuerza y sin  miedo ninguno y aquello me supo a gloria. Miraba para las bóvedas de la capilla ( era en una capilla de la parroquia que se llama Guadalupe) porque parecía que retemblaban.

Las moniciones
Luego fui observando las moniciones atinadas a las lecturas que no eran un mero resumen de lo que se iba a leer sino un meterse dentro del mensaje y su repercusión en nosotros. Yo le había escuchado a un amigo seglar  que me decía que cuando hacían moniciones en algunas iglesias primero decían lo que decía la lectura y luego leían y entonces era mejor, según él, leer y ya  nos enteramos, pero con lo que hacían los del Camino era otra cosa.

Los ecos
Luego me llamaron la atención los ecos  después del Evangelio que no eran pequeñas homilías sino que era lo que el Espíritu Santo había sugerido  a alguno de los presentes;  generalmente comenzaban con estas palabras: Estas lecturas me denuncian… a muchos  eso les quedaba muy grabado pues eran cosas personales que también les pasaba a ellos y les  ayudaba a reflexionar, o encontraban soluciones que no se les había ocurrido. De verdad que se veía que  el Espíritu Santo andaba por medio, pues de quien menos lo esperabas recibías una fuerte lección sin él pretenderlo

El escrute de la Biblia
Luego  me pareció muy interesante el escrute de la Biblia que se hacía por las casas en pequeños grupos. Luego me enteré que los jóvenes judíos hacen algo parecido aun ahora. El escrute facilita un gran manejo de toda la Biblia pues se va leyendo un versículo  o varios y luego se miran las notas y las citas, los paralelos y se va de una parte a otra de la Biblia y se van anotando aquellas ideas que más le afectan al que lee y que luego se pondrán en común. Ese tiempo de escrute se pasa en  un abrir y cerrar de ojos.

El ambiente de comunidad
La comunidad ayuda a los miembros a sentirse queridos y arropados, y me llamó la atención el  ambiente de sinceridad para expresar su  situación interior y escuchar lo que le puedan decir los hermanos. También la alegría no sólo por los cantos, las guitarras,  sino como fruto de la entrega a Dios a través de la obediencia al Evangelio y a los responsables.

Quisiera también destacar lo que se repite por los caminantes del Camino,  en tantas ocasiones, respecto del amor de Dios: “te quiere tal como eres”, o respecto de las lecturas de la Sª Misa: “Dios nos habla ahora”. O también en relación con la Palabra y mi vida,  pues  la Biblia está escrita para guiarme hacia Dios o para corregirme  y yo soy uno de aquellos personajes y me identifico con sus problemas, Adán, Jacob, Jonás , el hijo pródigo etc.

Con estas comunidades pude ir a Loreto (Italia) a los pies de la Ssª Virgen que se venera en ese santuario en donde está la casa de la Virgen y a donde fueron como peregrinos papas y santos  y tantos fieles de todo el mundo a rezar y a ponerse en manos de la Virgen. 


En ese viaje a Loreto tuvimos parada tranquila en Roma, entramos en procesión, con otros muchos, por la puerta grande de la  basílica de San Pedro con  guitarras y cantos,  y luego estuvimos en uno de los altares laterales en donde cantamos con fuerza y emoción el CREDO que allí tenía un significado especial: la Iglesia nos acoge y nosotros agradecidos cantamos y proclamamos nuestra fe, la fe de la Iglesia.


También pude ir a Tierra Santa con hermosas experiencias en la sinagoga de Nazaret y en Jerusalén.

Conclusión
Considero el Camino neocatecumenal como una gran bendición para esta parroquia que se benefició de sus visitas y de las catequesis para adultos y de la confesión de la fe de algunos catecúmenos en la Misa de 13 de algún domingo y de la lucha de sus miembros por ser mejores.

Víctor M. Sánchez Lado
párroco de S. Cayetano

jueves, 7 de junio de 2012

Buen humor

Tengo una escultura de un santo en la parroquia que estuve a punto de retirarlo y poner otro. Se trata de S. Félix de Cantalicio. Para mi era un santo totalmente desconocido, tal vez, pensaba, es un mártir que sólo se sabe que fue mártir.   El  18 de mayo, día de su fiesta, me encontré con su vida, que me pareció muy interesante sobre todo  por el buen humor que rezuma,  cosa que mucho necesitamos.

Este era un santo  capuchino del S.XVI, primero fue pastor y hacía mucha oración, luego le viene la vocación y se va a Roma , en donde estuvo 40 años  con el  cargo de limosnero en los capuchinos. Y aquí es donde conocemos su buen humor,  pues tenía una contagiosa felicidad y un buen humor delicioso.

 A su compañero de fatigas le decía: buen ánimo, hermano, los ojos en la tierra, el espíritu en  el cielo y en la mano el  santísimo rosario. Para él había una sola tristeza, la de no ser santo.

Bromeaba con su amigo S. Felipe Neri (conocido como el santo de la alegría), que también recorría las calles de Roma y  uno y otro se saludaban de esta manera:

- buenos días fray Félix. ¡ ojalá te quemen por amor de tu Dios!
- salud, Felipe. ¡ojalá te apaleen y te descuarticen en nombre de Cristo!

Cuando alguien le insultaba, le replicaba:¡ Que Dios te haga santo!


 Cuando leí esto me acordé de una persona que, cuando me encontraba por la calle,  invariablemente me insultaba, yo la oía y le dejaba que lo hiciera, como el rey David, pensando igual que él,  que si Dios le permitía insultarme era bueno para mi, pero luego cambié de opinión, deseaba ser insultado por aquella persona para  poder decirle como S.Félix,  que Dios te haga santo.