Esta mañana, en mi camino hacia la parroquia, pasé a pie por delante del convento del Carmen; suelo ir despacio para que no me vean con prisa y, si alguien quiere, pueda hablarme.
Desde la otra acera alguien me dice: Padre. Padre !!! Miré y vi a un hombre no muy bien vestido y mi primera impresión fue que tal vez era un pobre que quería pedir una ayuda.
Esperé un poco, pues había bastante tráfico y luego cruzó la carretera. Al encontrarse conmigo me mostró su deseo de confesarse.
Era un peregrino con inquietudes espirituales; No le pedí ninguna explicación, le dije inmediatamente Ave María purísima, el saludo que suele hacerse en España. En Italia se dice como saludo Sia lodato Gesucristo. Y a continuación hizo su confesión.
Al terminar, me dio
un abrazo con una amplia sonrisa y me dijo :
Dios le ha puesto en mi camino. Que
Dios le bendiga. y se marchó tan contento y yo lo mismo y dando gracias.