miércoles, 24 de junio de 2015

Visita a O Cebreiro y al Monasterio de Samos




Libro de las horas,  en Samos


El domingo, 21, tuvimos la oportunidad de visitar dos monumentos importantes del camino de Santiago: O Cebreiro y el Monasterio benedictino de Samos. 

Ubicados entre las altas montañas de Galicia, estos dos emblemáticos sitios nos brindaron con un paisaje indescriptible. El clima, además era muy favorable: sol toda la tarde con temperaturas que rondaban  los 30º. 

El Milagro eucarístico de O Cebreiro
Nuestro primer punto de parada fue la Iglesia de Santa María la Real del Cebreiro, una construcción prerrománica del siglo IX. Tiene especial importancia este sitio ya que ahí se encuentra el milagro eucarístico de O Cebreiro: según la tradición en un día de mucho frío y nieve un monje benedictino iba a celebrar la misa y, viendo que el clima no colaboraba, pensaba que no llegaría nadie a misa. Sin embargo, un fiel, llamado Juan Santín ascendió a O Cebreiro para participar de la Eucaristía.

 El monje, menospreciando el sacrificio del campesino decía: "¡Cuál viene este otro con una tan grande tempestad y tan fatigado ver un poco de pan y de vino!”. Celebró entonces la misa y en el momento de la consagración la sagrada forma se convirtió en carne sensible y el vino en sangre. El milagro luego fue conocido en toda Europa y hoy es parada obligatoria para los que hacen el camino de Santiago por el camino francés. De hecho, es el primer punto de parada gallego de ese trayecto. 

En la iglesia se puede venerar, además, la Virgen del Cebreiro que, según la tradición, inclinó la cabeza ante el milagro.

El milagro está hoy expuesto para adoración y la iglesia ofrece un lugar propicio para la oración y el recogimiento.
 Por ahí pasaron grandes personajes: San Francisco de Asís en su peregrinación a Santiago y los Reyes Católicos Isabel y Fernando (s. XV) quienes donaron el cáliz y la patena donde está expuesto hoy el milagro.  


   
El Monasterio de Samos
Otra parada obligatoria en Galicia es el Monasterio benedictino de Samos, que tiene sus orígenes en el siglo VI. El actual edificio es una rica mezcla del gótico, el barroco y el neoclásico.

 De hecho, al llegar nos quedamos verdaderamente extasiados con la fachada de la iglesia que llama la atención por su  grandiosidad y belleza.

 Desgraciadamente en el año 1951 el monasterio sufrió un gran incendio que destruyó gran parte de sus estructuras y de su acervo artístico. Pero los monjes lo reconstruyeron con ahínco y dedicación. 

Pudimos acceder al interior del monasterio por medio de una visita guiada: visitamos los dos grandes claustros, la iglesia monacal y la sacristía. Es una verdadera joya del arte. Llama la atención las pinturas murales en uno de los claustros: cuentan los principales hechos de la vida de San Benito. 

Y el regreso a casa…
Ya de regreso a casa tomamos una agradable merienda en medio de aquellas bellas montañas y de tan hermosos paisajes…
 

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