miércoles, 17 de junio de 2015

IV JORNADA DE LA FAMILIA.



El sábado 13 de junio de 2015, se llevo a cabo la IV Jornada de la Familia en la Parroquia de San Cayetano, en donde hubo testimonios sobre la familia, oración y consagración de las Familias al Inmaculado Corazón de María y se culmino la Jornada con la Santa Misa cantada por el coro: Coral Ponte Mantible – Guadalupe.
Ahora, les comparto los testimonios que se dieron en la Jornada:

Testimonio de Fidelia.
“Es originaria de Guatemala, tiene 14 hermanos, soltera y gracias a su generosidad y entrega a la iglesia, donó una imagen traída de su pueblo de la Virgen de la Asunción Patrona de Guatemala.
Ella nos comparte la experiencia vivida en su familia y como los años vividos en familia le han ayudado a ser una persona llena de valores cristianos, a estar en sintonía con Dios y amar a los que la rodean como una gran familia como lo es la Iglesia Católica.
Su testimonio: “Recuerda mucho a sus padres por la enseñanza que recibió de ellos, en particular de su madre ya que desde muy pequeña junto con sus hermanos les enseñaba el catecismo y les preparaba para la primera comunión ya que el catequista vivía demasiado lejos. Es cierto que cuando la familia crece, los hijos cogemos cada quien nuestro camino y cada quien forma su familia, siempre y cuando ayudados por Dios.
Y como lo decía el Padre (Don Victor) – yo siempre estoy acostumbrada a decir Padre a los sacerdotes, ya que en mi país así les llamamos- entonces cada quien como puede con la ayuda de Dios, ir formando su familia y convirtiendo los principios cristianos en normas de vida, transmitiéndolos a los hijos.
Yo no me case, desde los 14 años me llamaba mucho la atención la vida religiosa, y tuve la oportunidad de conocer monjas, pero al final no decidí optar por esta forma de vida, pensaba que era un sacrificio muy alto y que aun no me sentía preparada para esto. Entonces decidí mejor otro sacrificio como el de cuidar de mis padres y mis hermanos. Y en gran parte me encuentro agradecida con Dios porque lo he conseguido con mucho cariño y esfuerzo. Mi última hermana tiene 17 años y está terminando el bachillerato para luego comenzar la universidad.
Gracias a Dios, mis padres nos dieron a todos la oportunidad de estudiar; yo, viviendo la vida cristiana, conocí a un sacerdote muy bueno, y me llamo la atención su manera de trabajar y tuve la oportunidad de trabajar con él durante 17 años, hasta que me vine a vivir a Santiago hace mas de 7 años, y a allí me fui formando como cristiana, pero primero se empieza por la familia.
Cuando se es educado cristianamente por los padres, con las poquitas luces que ellos tengan de Dios, pues los valores cristianos van creciendo. Hoy el Evangelio de San Lucas nos habla de la familia de Nazareth y a mí me llama la atención lo que dice la primera lectura tomada del profeta Isaías: “La estirpe de mi pueblo será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los pueblos. Los que vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor”, en las familias, pienso yo, que deben de empezar y que en la familia de Nazareth, como el mejor modelo de las familia, vemos que a los hijos se les inculque, el amor a Dios, para ser testimonio entre los pueblos que no creen en Dios; y así nos convertiremos en esa estirpe elegida por Dios y reconocida por las naciones.
Es la misericordia de Dios quien nos ayuda a vivir en una familia tan numerosa como la mía pero también la Gracia que tenemos todos de vivir en una familia como lo es la Iglesia, ya que la Iglesia somos todos los bautizados y también porque la Iglesia es ejemplo de fiel seguidora de los mandatos Divinos y porque da cumplimiento del Evangelio.
Gracias a esa misericordia de Dios, somos una familia unida, ya muchos de mis hermanas se han casado y siguen el ejemplo de mis padres en la educación y formación cristiana a sus hijos. Mi madre tiene 62 y mis padre 73. Mi madre dice ahora: ya que todos han crecido y tienen sus familias, ahora tengo más tiempo para dedicar a Dios, y ahora es ministra extraordinaria de la comunión, ayuda en su parroquia, va de misión hasta 8 días con demás hermanos de la parroquia.
Y para mí eso es una belleza, una regalo que Dios da, en especial a mi madre con mi padre y gracias a Dios todo marcha bien, porque el Señor nos sigue bendiciendo y ahora lo siguen haciendo y ella le dice a unas de mis hermanas que aun no están casadas, que se casen para estar en gracia con Dios y que tomen el ejemplo que ella les ha dado y así agraden a Dios con su vida”.
Testimonio de Paco.
Paco tiene 43 años y tiene 18 años de casado con Tere, tienen 7 hijos y forman parte de una comunidad neocatecumenal de Guadalupe, y nos comparte su testimonio sobre la familia:
“Mi familia muchas veces parece un desastre, hay sufrimientos, hay problemas; pero la belleza ¿Dónde está? ¿Estará en que vayan todas las cosas bien, estará en que haya dinero, en que haya salud? La belleza de la familia no está en esas cosas.

Yo vengo de una familia todo lo contrario de la cual es ahora, somos dos hermanos y una familia que quiero muchísimo, una familia normal pero en donde Dios no era el centro, estaba presente de algún modo como en tantas familias. Yo considero que la familia es una cosa buenísima, y como cosa buenísima que es, puede hacer mucho bien o mucho daño. Una familia en donde no se vivan las cosas bien puede hacer mucho daño a la persona, cuando era niño tuve sufrimientos en mi familia. En los valores de mi familia, estaba Dios, pero los principales valores eran los que tienen casi todo el mundo hoy en día, en donde lo que más importa es el trabajo, el dinero, el bienestar, entre otros. En casa no se practicaba el perdón, y no se sentía ese ambiente de familia que hoy vivo junto a mi esposa e hijos, y por eso, yo sufrí mucho de niño, mi casa era como una hotel, entrabamos y salíamos cuando se nos daba la gana, y esto me llevo a tener una adolescencia muy difícil, pues caí en los vicios y deje de creer en Dios.
Pero, el Señor tubo misericordia de mi, vino a mi encuentro, me vino a buscar a través de uno de sus instrumentos: un sacerdote llamado Don Miguel, yo entre a una iglesia en un momento en que estaba muy desesperado, ya que había tenido muy malas experiencias con algunos amigos. Entonces, este reencuentro con la Iglesia me ayudo mucho porque fui descubriendo a como ser una persona, cosa que no descubrí en mi familia.
Gracias a la Iglesia he visto a Dios, y fue la Iglesia la que me enseño como ser un verdadero cristiano, y a dejar la forma de vida que llevaba, prácticamente tuve un proceso de conversión, pude pedir perdón a mis padres y poco a poco fui creciendo como persona lleno de valores.
Comencé un noviazgo con la que ahora es mi esposa, tuvimos un noviazgo casto y después nos casamos. La gente nos decía que estábamos locos, ya que ni trabajo teníamos los dos para sostenernos económicamente, los padres de ella no aceptaron la decisión y ni siquiera asistieron a la boda.
Pero teníamos una convicción de que el Señor nos llamaba a formar un matrimonio y que con su ayuda saldríamos adelante, y así ha sido.
Gracias al Señor, pudimos conseguir un trabajo y empezamos a tener nuestras cosas y todo lo demás que tenemos hasta hoy, nos ha bendecido con 7 hijos. Pero todo con sufrimientos muy grandes, hemos tenido sufrimientos en donde allí hemos descubierto a Cristo, en las cruces de la cada día hemos descubierto a Cristo.
Por eso creo, que la belleza de la familia se encuentra en la Cruz, en el poder perdonarse y en el amar a los que están a tu lado. Los sufrimientos que más han marcado nuestra vida, han sido la pérdida que mi Esposa ha tenido de los niños, que no ha podido nacer y allí hemos visto como Dios se vale de algo pequeño para demostrarnos que él es Dios y que los hombres no pueden hacer nada por sí mismos, porque es él quien nos da la fortaleza de enfrentar estos acontecimientos. Y así nos humillamos ante Dios y ante la Virgen, y él nos enaltece, “porque un corazón humillado tú no lo desprecias, Señor”
Hace poco hemos tenido otro acontecimiento en nuestro matrimonio, y es que nuestra hija de 12 años sufre de anorexia y que hace dos meses que está ingresada en el psiquiátrico y yo cuando entro mi hija allí, dije: eso para el mundo es una prueba de que Dios no existe, porque el mundo cuando ve el sufrimiento piensa que Dios no existe, porque si existiera no permitiría esto a personas que van a la iglesia y que están cerca de Dios, y sin embargo yo lo veo como una caricia del Señor, que pese al sufrimiento, el Señor te resucita y te salva, yo he visto como por todo esto que estamos pasando Dios esta más cerca de nosotros. Por eso considero que el sufrimiento te hace estar más cerca de Dios.
Una familia sin Dios, no es una familia, porque no hay amor, no hay comprensión, no hay unidad. El Señor es el que construye el matrimonio, educa y anima toda nuestra vida cotidiana.
Lo más importante es Dios, la fe es más importante que todas las cosas”.

Testimonio de Patricia Fra.
Patricia es una feligrés muy conocida en la parroquia, pertenece a una comunidad del camino neocatecumenal, y colabora en la parroquia cantando las misas de los domingos por la mañana, y nos cuenta su testimonio sobre la belleza de la familia:
“Soy hija única, estoy casada por la iglesia pero ya tengo 20 años separada y entonces me preguntaba sobre que podía hablar de la familia, cuando me invitaron a dar un pequeño testimonio y quiero referirme a que no solo tenemos una familia que nos unen vínculos de sangre sino que por la comunión de los santos, la oración y el vivir una mima fe, podemos se parte una familia espiritual como lo es la Iglesia. Porque la Iglesia es una Familia. 


Ya que cuando pasamos por dificultades dentro de la familia o problemas de salud de alguno de nuestros familiares, como paso con mi padre, puedes llegar a comprender que la oración te une a otros que quizás no son de tu familia de sangre pero que se convierten en una familia espiritual que se apoyan en la enfermedad con la fuerza de la oración, tal como sucedió con un señor que conocí que se encontraba enfermo al igual que mi padre, pero, que junto a mi padre perseveraban en la oración, con el rezo del Santo Rosario y otras oraciones, hasta que les llego su hora de retornar a la casa del Padre Celestial.
Esto me llevo a pensar, que toda familia debe de ser perseverante en la oración para experimentar esa unión intima con Dios y con los demás, y a saber que nuestra familia no solo es aquella que nos unen vínculos de sangre, sino que también formamos parte de una gran familia espiritual que nos ayuda a estar en sintonía con Dios y con nuestro prójimo, por medio de la oración y de los sacramentos.
Por eso, familia también somos todos los bautizados que pertenecemos a la Iglesia y que nos une una misma fe y un mismo deseo de amarnos como el mismo Señor nos ama y de ayudarnos mutuamente para fortalecernos y vivir nuestra vida cotidiana. Dando amor al que lo necesita y brindando nuestra ayuda, no solo material sino que también espiritual.
Por lo tanto, termino diciendo que la belleza de la familia se encuentra en la oración mutua de quienes la conforma y en la vivencia de una misma fe, en el amor”.

He tratado de plasmar los testimonio tal y como fueron dichos el día de la jornada y al escribirlos me doy cuenta del gran valor que tiene la familia en nuestra sociedad y en nuestras vidas y es por ello que les animo a que recemos mucho para que los valores cristianos no se pierdan y para que alrededor del mundo se formen muchas familias santas y sepan llevar con valentía y entusiasmo esta maravillosa vocación que el Señor da a sus hijos y para que, no teman en asumir la cruz que esto conlleva, porque es en la cruz en donde encontramos a Cristo que nos fortalece.


Luis Enrique Valle López
Seminarista de la Arquidiócesis de San Salvador, El Salvador, C.A.
Colegio Internacional Bidasoa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario