sábado, 30 de enero de 2021

Sembradores todos

 

 

 


“Salió el  sembrador a sembrar” , Mc 4.

Doy gracias a Dios porque en los medios, han salido muchos a sembrar, no sé si eso mismo ocurre en directo presencialmente, pero espero que si, que se haga.

Para sembrar hay que tener semilla y si es abundante, mejor. La semilla es la Palabra y si bien lo miramos es Cristo mismo.

A veces al leer o escuchar la Palabra nos viene una iluminación interior y eso es para dar, para los otros.

Pero la Palabra es Cristo. Tenemos su amistad, su presencia, la experiencia de estar con Él, de su ayuda…y eso podemos dar, sembrar. Cuando sembramos, somos Cristo que siembra.

En esa afirmación del Evangelio hay un  salir, ir hacia el otro, aunque sea terreno pedregoso y dé poca esperanza, pero sabemos que puede cambiar, convertirse ante la Palabra iluminadora de Dios que tiene tanta fuerza. Se han dado muchos casos de cambio radical al tomarse en serio la Palabra.

Y luego, además de salir y tener semilla,  hay que sembrar, dar la semilla a otros, no toda junta,  sino en pequeñas dosis. Sembramos fiados en la fuerza de la semilla por si misma que Dios hace que fructifique y dé fruto, no sabemos cómo, pero así ocurre.

Por último, parte del oficio de sembrar es sembrar con alegría a cada persona, sirviendo al otro, dándole lo que necesita, conociendo a quien intentamos darle la buena noticia, dándole lo que juzgamos le viene bien, no lo que a mí me gusta.

El ejemplo personal, mi vida, nuestro modo de hacer ya es una  siembra y eso siempre está al alcance de la mano. De Jesús se dice que comenzó a hacer y a decir.

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