El tercer domingo de octubre es el Domund. Domingo mundial de las misiones. Es este un mes de intensa vida misionera en la Iglesia. El Papa León dice que hay que pedir al Espíritu Santo el construir entre todos una iglesia misionera.
Con este motivo debiéramos dar un toque misionero a cada uno de nuestros días. Veamos cómo.
Primero en la Misa llenarnos de ese espíritu y ardor misionero, viendo qué hace Jesús por nosotros, con cuanto amor nos ama y perdona, y como nos acompaña.
La Misa vivida tiene una proyección hacia la vida real, concluye con una misión, somos convocados y enviados. Los fieles regresan a sus casas como antes pero sin dejar de alabar y bendecir a Dios.
Luego ser misioneros en nuestro trabajo, ahí podemos poner más espíritu de servicio y dejar el buen olor de Cristo. ¿de qué hablar?: hablar, de la bondad de Dios que nos ama, nos perdona y nos acompaña en la tribulación.
Aprovechar el rosario poniendo intenciones misioneras. Pedir por ateos y alejados y pedir el poder sembrar la Palabra oportunamente. Conozco un joven que pide por los asesinos y dice que ellos están más necesitados que nadie. Me lo ha repetido varias veces.
Imitar a Santa Teresita
que en su enfermedad le costaba mucho andar y daba un paso más por ayudar a un misionero. Lo mismo podemos hacer nosotros cuando
nos viene el cansancio o el dolor.
Así, seremos un comunidad cristiana, pequeña, pero entusiasta y comunicativa.
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