martes, 18 de junio de 2019

Una experiencia hacia el Fin del Mundo - Finisterre


Sem. Julio Morillo

Hola, soy Julio César Morillo Leal, seminarista de la Diócesis de Cabimas – Venezuela y he sido enviado por mi Obispo a cursar los estudios de Teología en la Universidad de Navarra en Pamplona. 

Actualmente resido en el Seminario Internacional Bidasoa y durante este mes de junio me encuentro por aquí en la Pquia. San Cayetano junto a Luiggi Daniel Gutiérrez, seminarista de la Prelatura de Chuquibamba de Perú, ayudando a Don Victor Sánchez  y colaborando un poco con la pastoral de esta comunidad parroquial.

El pasado domingo 16 de junio, luego de la celebración de la Santísima Trinidad, Don Victor nos quiso hacer una pequeña excusión a algún lugar de nuestro interés, y entre tres opciones que nos dio, decidimos ir a Finisterre. 
Salimos desde Santiago de Compostela y durante el trayecto nos detuvimos un poco en la Pquia. San Marcos de Corcubión, recorrimos un poco el pueblo y escuchamos algunas historias de Don Victor de ese tiempo en el cuál había residido en aquel lugar.

Seguimos el recorrido por la costa y observamos gran cantidad de turistas disfrutando de las hermosas playas que ofrecen un descanso seguro en sus orillas, familias disfrutando y aprovechando de un día bastante soleado para broncearse un poco.

Al subir hasta Finisterre se observa una caminería y en ella nos encontramos a varios peregrinos que una vez habiendo visitado al apóstol Santiago, deciden subir hasta allí para observar uno de los más hermosos atardeceres.
Sem. Luiggi Gutiérrez

Cabe destacar que Finisterre, cuyo nombre deriva del latín finis terrae, que significa el fin de la tierra, está envuelto en particulares históricas de las cuales cabe mencionar que este lugar fue considerado en la antigüedad como el fin del mundo por griegos y romanos, y de esta manera surgieron algunas leyendas según las cueles se creía que más allá de su horizonte se encontraba un aterrador abismo que estaba habitado por innumerables monstruos que esperaban ansiosos la caída de los navegantes.

Al llegar al faro y ver la inmensidad del Océano Atlántico sentí la necesidad de elevar una acción de gracias a Dios por llevarme hasta allí y sentir su presencia en la imponente naturaleza que observaba a mi alrededor, al tiempo que precisé estar en el punto más cercano de mi amado país Venezuela, desde que había llegado a tierras españolas el año pasado.
Agradecí a Dios también por cada una de las experiencias vividas hasta ahora en mi formación sacerdotal y en todos los lugares que me ha permitido visitar, además de encomendar en mi oración a tantas personas que oran por mí, a mi familia y a mis hermanos seminaristas que han decidido donar sus vidas y atender el llamado que un día sintieron por parte Dios y que hoy día siguen respondiendo generosamente.

Después de algunos minutos de meditación, oración, compartir experiencias con algunos peregrinos que llegaban al cabo y un recorrido general por todo el Cabo de Finisterre, regresamos a casa, encomendando ese día y cada una de nuestras intenciones a la Virgen, a través del rezo del Santo Rosario. 

Julio César Morillo Leal
Seminarista de la Diócesis de Cabimas – Venezuela.





1 comentario:

  1. Felicitaciones Julio Cesar y Luiggi en su labor pastoral, Dios los bendiga abundantemente para seguir creciendo en su vida espiritual, un abrazo saludos al Padre de su Parroquia.

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