viernes, 21 de junio de 2019

Visita a Sacerdotes.

Iglesia de Arzúa


La mañana lluviosa y gris del miércoles pasado no canceló nuestros planes de visitar a un sacerdote haitiano que vive en Arzúa, Don Rigal , ex alumno del Seminario Bidasoa, en el cual me encuentro.

Hemos emprendido el viaje desde Santiago. Arzúa está a 37 km. La lluvia invita a tener un especial cuidado al transportarse por la carretera, por lo que decidimos no sólo ir con cuidado sino acompañados de Santa María, íbamos rezando el rosario. 

Al llegar iniciamos la búsqueda de la residencia de Don Rigal, y luego de haber preguntado a varias personas, el dueño de un negocio nos dio una primera pista.

Nos dirigimos al edificio señalado, mas no sabíamos en que piso vivía. Tras haber intentado con varios timbres, una señora que venía saliendo del edificio nos condujo hasta la puerta de la residencia de este sacerdote amigo . Lamentablemente no se encontraba en casa, así que nos retiramos después de dejarle una nota en la puerta.

Al salir del edificio Don Víctor nos llevó a la Iglesia de Santiago de Arzúa, un pequeño y hermoso templo. Los peregrinos camino a Santiago pasan también por esta parroquia para recibir un sello en su credencial de peregrino. Junto a la iglesia hay una plaza y en ella un bar, en el cual tomamos un agradable café con leche.

Nos encontrábamos de regreso hacia Santiago cuando Don Víctor recordó que pasábamos cerca de la casa de un amigo sacerdote. Don Bernardino vive con su familia, quienes le cuidan y atienden por su avanzada edad, tiene 93 años. Nos recibió sentado en el sofá, nos dio algunos consejos y la bendición antes de salir. 

  La visita nos vino muy bien, motiva mucho ver ejemplos de fidelidad y entrega a Dios.

 En alguna ocasión el Papa Francisco dijo a los sacerdotes jóvenes: “Los jóvenes necesitan raíces hoy que este mundo tan virtual arranca sus raíces o no los hace crecer. Y los sacerdotes ancianos pueden ayudarles a encontrarlas”. Luego de tan grato encuentro volvimos a Santiago.

En el rostro de Don Bernardino, y de todos los sacerdotes ancianos con los que he tenido oportunidad de compartir estos días, he hallado siempre un rostro alegre, propio de quienes se han entregado completamente a la causa del Evangelio y no se han visto derfaudados, porque han elegido la mejor parte.
Luigi Gutiérrez Oporto
Seminarista de la Prelatura de Chuquibamba - Perú








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