jueves, 6 de febrero de 2020

DOMINGO VI del T.O. -A.- Mt. 5, 17-37.-Comentario 16/02/2020




Seguimos con el Ministerio Público del Señor: Enseñanzas, elección de los Apóstoles, curaciones, milagros, para darse a conocer y presentar al mundo la Buena Nueva de la Salvación.

Ya le hemos contemplado proclamando las Bienaventuranzas en su contenido a todos los que le seguían. Luego de un modo más personal, con un “vosotros”, se refiere también al modo, diciéndonos que debemos ser “Sal de la tierra y Luz del mundo”. Apuntando así al personalismo cristiano: con iniciativa de detalles para ponerlo en práctica.

Hoy nos encontramos con un evangelio- como servida en dos bandejas-; lgrande y la pequeña. En la versión litúrgica grande, después de afirmar que no ha venido a abolir la Ley ni a los profetas, sino darle plenitud, nos presenta siete ejemplos de comportamientos entre los humanos. Nos habla de “matar, juzgar, el adulterio, el pecado, el divorcio, los juramentos y el decir la verdad”.

En la versión litúrgica pequeña solo encontramos tres ejemplos: “matar, adulterio y juramentos”. Son como ejemplos-sin contradecirse- por motivos de aligerar más la celebración. Por el contexto se ve que el Señor habla muy en serio sobre algo que nosotros también tenemos que tomar muy en serio, pues en ello nos va la salvación.

Sabemos que Dios es misericordioso por consiguiente no se fija tanto en el aspecto cuantitativo y legalista de nuestras faltas, sino en el aspecto cualitativo del cumplimiento de la ley. Es decir en la finura en mostrar nuestro amor al Señor a la hora de pedir perdón en nuestras confesiones.

Monte de las bienaventuranzas
No podemos ser cumplidores de mínimos. Creo que podemos afinar mucho más en esto, Si lo hacemos estoy seguro de que nos sentiremos mucho más a gusto y haremos un gran beneficio a la sociedad con las sugerencias dadas cariñosamente a los demás, empezando por la propia familia.

En el AT había preceptos morales, judiciales y litúrgicos. Los preceptos morales conservan su valor también hoy, porque son concreciones divino-positivas de la ley natural. En cambio los preceptos judiciales y ceremoniales, fueron dados transitoriamente, en etapas concretas de la historia de la Salvación, hasta la venida del Salvador. No olvidemos que Jesús fue dado a la humanidad no sólo como Redentor, sino también como Legislador, a quien debemos obedecer. (Decr. De iustificatione, can. 21).

¿Cómo podemos obedecer al Señor y colaborar para darle cumplimiento a la Ley y a los Profetas? Creo que la respuesta es que así como hay una oración del Corazón, también la raíz de la moral brota del corazón. 

 Nos lo dice expresamente S. Mc en 7, 20-24, usando palabras muy duras como: “no entrará en el Reino, será llevado a juicio, entregado a prisión, acabará en la Gehenna. Así Jesús lleva a plenitud la Ley de Moisés. Y este es el modo para llegar al verdadero amor:”Amaos como yo os he amado”. 

 El mal está en nuestro interior: pensamientos, deseos, afectos. Si nos descuidamos nos minan por dentro y nos corrompen.
Como no se ven, pensamos fácilmente que no tienen dueño y sí que lo tienen. Los responsables somos cada uno de nosotros.

Pensemos también en los juicios interiores, calumnias, murmuraciones, denuncias falsas. También podemos “matar” con palabras, insultos, odios, rencores, maledicencias.

“El adulterio del corazón”: Mirar a una mujer u hombre, para desearle, significa destruirle como persona, arrancándole de su armonía plena en su vida entera: cuerpo y alma. Personas y familias rotas y descompuestas, falseadas, desorientadas..

.Mirar a las personas con amor es mirarlas “con respeto de su libertad, de su historia y de su intimidad”. Eso es amar en Cristo, estimar en Cristo, respetar en Cristo. Llevar vida en Cristo. “De que tú y yo nos portemos como Dios quiere -no lo olvides- dependen mucha cosas grandes. (Camino, 755)Tarea a realizar:Dios cuenta contigo

Simón-David Castro Uzal.- sdavidcuzal@gmail.com.- 01/02/2020


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