miércoles, 15 de abril de 2020

El último departamento




En una ocasión fui al hospital a ver un amigo sacerdote. Estaba francamente mal. Su habitación era una celda entre otras que tenía corridas las cortinas y estaba en un aislamiento visual.

Cuando le vi,  me recibió con agrado y me dijo “estoy en el último departamento”. Entendí perfectamente lo que me quería decir. Hablamos y pudo confesarse, recibir la comunión y la unción de enfermos y la bendición papal,  con indulgencia plenaria. Como dicen en esta tierra, quedaba despachado, o como decía una anciana catequista, ya tenía el pasaporte  para ese gran viaje. No habrá problemas,   en la entrada,  para pasar.

A los días volví a verle y estaba allí una enfermera que me dijo que le quedaba poco. Ya casi no hablaba, le di de nuevo la absolución y pedí  agua bendita, pues el demonio puede aprovechar la última batalla y el agua bendita le espanta. Np había agua bendita y entonces pedí un vaso de agua, lo bendije y esparcí   agua bendita en la cama y la habitación. Luego, al poco rato  fallecía  delante de mí.

Pensé en ese momento,  que ahora sí, entraba en el último departamento. Nada menos que en la casa del Padre. La estancia preparada por Dios. Comenzaba a cumplirse el objetivo primario de toda su vida. Entraba en el Amor profundo  y perfecto. Un amor bilateral que se da y se recibe. Este amor es la finalidad por la que venimos al mundo.

Los demás bienes como son la salud, el amor humano, el trabajo, deporte etc . , deben considerarse como instrumentos para obtener el fin primario. Si ayudan a conseguirlo, bien. Si no ayudan, ya no nos importan.

Pero puede ocurrir que el objetivo primario pase a segundo plano y en cambio esos otros bienes terrenales sean objetivo primario (Ídolos), provocando la insatisfacción del yo profundo.

En  este caminar hacia la última morada, se nos hace a todos como compañero de viaje el dolor, el sufrimiento.

Por tanto una pregunta:¿qué ocurre cuando llega la tribulación?

1º. El sufrimiento cae sobre buenos y malos (por tanto no es un castigo), y estimula a los buenos hacia el progreso, y sacude a los malos para que se conviertan. Se trata de un castigo medicinal cuyo objetivo no es la venganza sino la curación.

2º a los creyentes tibios debiera ayudarles el sufrimiento a poner su esperanza en lo importante y no dar tanto valor a lo que se va a dejar y es secundario.

3º la gente de fe profunda cuando llega la calamidad, la transforma en colaboración con la Pasión de Cristo para salvar al mundo. No pierden la paz interior y se confían a los planes de Dios que los guía.

¿Sirve para algo la oración? Pues la oración no sirve para adaptar a Dios a mi voluntad, sino más bien para adaptar mi voluntad  a la voluntad de Dios. Puede haber milagros pero si nos ayudan en nuestro camino espiritual hacia Dios que es lo importante, pero si no nos ayudan,  Dios nos dará otras cosas que si nos ayuden, como la paz interior, la conversión, el perdón etc..

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