sábado, 19 de agosto de 2023

Los discapacitados, predilectos del Señor.


 


Cada vez somos más los que, por motivos personales, profesionales o ambos a la vez, estamos a diario en contacto con la discapacidad.

Es esta una realidad que brutalmente ha tratado y trata de ser silenciada con políticas eugenésicas, sin considerar (valor absoluto de la vida aparte) que la mayoría de nosotros, pese a que no pasamos de mediocres y nunca llegaremos a ser profesores universitarios, deportistas de élite o artistas consagrados, somos capaces de aportar algo a nuestra

sociedad.

Lo mismo ocurre con los discapacitados: la mayoría no llegarán a participar en los Juegos Paralímpicos, pero tendrán alguna fortaleza que otra. Otros no tendrán ninguna, pero podrán dar amor a los de su entorno. Otros, ni siquiera eso, pero son objeto del amor de Dios y deben serlo también del nuestro, siendo susceptibles de recibirlo de todos nosotros y de sus allegados.

La discapacidad no es monstruosa; lo monstruoso es pretender dirigirnos hacia una humanidad sin defectos, como en su día fue considerada la raza aria.

Jesús no rehuía al enfermo, lo curaba. Hagamos nosotros lo mismo: una mirada puede curar; una palabra o una caricia, también.

Los pobres y enfermos son los predilectos del Señor, que sean también los nuestros.


Marta González Castro

 

1 comentario:

  1. Siempre he pensado que somos muchos , pero estamos muy solos...
    Son tiempos difíciles , especialmente para los enfermos, los mayores ,los niños , los pobres...Viímos en una sociedad egoísta y narcisista.
    Y si son los preferidos del Señor, como no vamos a estar a su lado. Como no intentarlo🙏

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