sábado, 14 de julio de 2012

Una visita a Montecassino



Tuve la oportunidad de visitar Montecassino en mi estancia en Roma. Se va por autopista de Roma a Nápoles y hay una salida a Casino. Luego hay  que subir  por una carretera llena de peligrosas curvas hasta llegar a lo alto desde donde hay una bellísima panorámica y en  donde encontramos el magnífico monasterio que fue destruido por los aliados, que pensaban  que allí había un nido de alemanes bien armados. Fue  totalmente reconstruido con dinero de Italia.  Los italianos no aceptaron la  ayuda norteamericana según nos contó el guía.

En Montecassino están enterrados San Benito y Santa Escolástica, su hermana, y allí van muchos a  venerarlos. Coincidimos con un buen grupo de  japoneses que luego de los oficios fueron a postrarse ante los restos de estos santos, que tanto influjo tuvieron en toda Europa.

Me llamó la atención que todo estaba abierto y se podía circular por la iglesia y anejos con toda paz.  A la puerta del templo había dos carteles con unas palabras de la regla de S. Benito que decían lo siguiente:

“El oratorio (la iglesia) sea aquello que dice su nombre, o sea, lugar  de oración; y, en el,  no se haga ni se coloque  nada   extraño.
Acabada la oración salgan todos con total silencio y téngase un gran respeto a Dios,  lo mismo que al hermano que quiera permanecer en oración por su cuenta, que no sea impedido por la falta de respeto de los demás.

Así el que desea orar en silencio simplemente entre y rece y no en voz alta sino con  lágrimas y fervor interior.

Por esto al que no le interese  la oración, no se crea autorizado a entrar en el oratorio para que los demás no sufran molestias”.

No viene mal recordar en estos tiempos tan bulliciosos,  estas invitaciones al silencio.


Y al otro lado de la entrada  se podía leer este cartel de la regla de S. Benito  cap. 19 al 20

La oración
Si cuando queremos pedir alguna cosa a los poderosos  no  nos atrevemos a hacerlo a no ser con sumisión y respeto, cuanto mas si se trata de Dios, Señor del universo, conviene hacer  las súplicas con toda humildad y pureza de intención!
Y estamos convencidos de que seremos oídos no por  las muchas palabras sino por la pureza de corazón y el dolor de las lágrimas…
Pensemos por  tanto con que disposiciones convenga estar delante de Dios y de sus Ángeles, y recemos  de modo que nuestro espíritu concuerde con nuestras palabras”

Ya en el interior, detrás del altar mayor, hay unas capillas también con diversas leyendas tomadas de S. Benito:
Una dice
Con gravedad, con pocas palabras y razonables, habla y no seas gritón. (Está en latín)
No sólo con el corazón sino también con el cuerpo, muéstrate siempre con humildad a los que te ven,

Un buen fraile nos fue cotando historias piedra a piedra,  pues él vivió mucho de lo que allí se hizo, pero es irrepetible,  mejor es oírlo directamente.





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