Tadeus, Lucila, Jesús y Daniel |
La villa de Finisterre tiene un especial atractivo para gente joven y peregrinos. La carretera del
faro y sus aledaños se ven a diario llenos de coches y de gente
Fui con los seminaristas del Bidasoa una tarde de domingo a
ver ese precioso pueblo con sus iglesias, su mar embravecido y especialmente el
cabo que se mete atrevido en el mar.
Salimos de Santiago, siendo nuestra primera etapa Carnota. Pasando
por allí era obligado ir a ver el famoso
hórreo uno de los más grandes de Galicia, hecho de piedra bien labrada y que
tiene el tamaño de tres de los corrientes con unos 9 ó 10 claros como
aquí le llaman a los tramos que tiene.
Bonito, pero vacío. Me hizo pensar en mi vida y en la
de muchas personas: mucho vacío de obras buenas en muchos de sus “claros”.
El Cabo Finisterre |
Luego paramos en el Pindo.
Fuimos a visitar al párroco D. Juan Sendón Maceira que, al darse cuenta que éramos un sacerdote y varios seminaristas, se presentó de inmediato y con alegría en la entrada ofreciéndonos su casa.
Presentaciones, bromas, planes y una cordial despedida diciendo a los seminaristas, desde sus casi 80 años, lo grande que es ser sacerdote santo.
Fuimos a visitar al párroco D. Juan Sendón Maceira que, al darse cuenta que éramos un sacerdote y varios seminaristas, se presentó de inmediato y con alegría en la entrada ofreciéndonos su casa.
Presentaciones, bromas, planes y una cordial despedida diciendo a los seminaristas, desde sus casi 80 años, lo grande que es ser sacerdote santo.
Pasamos por Cee y Corcubión con una parada en esta última
villa viendo el monumento a D. Francisco Sánchez Gómez Adanza el sacerdote que
lo daba todo.
Faro |
Luego ya fuimos directamente a alcanzar el cabo Finisterre.
Allí
en las cercanías hay un puesto de ventas –Orcabella – con recuerdos de la zona
y con una magnífica colección de cárcolas traída de otros mares especialmente
desde Filipinas.
Están a la venta por módicos precios y son bellísimas.
El dueño
nos explicó con detalle su historia y nos hizo ver su belleza de diseño.
Hay un caracola , llamada Nautilus, que es especialmente bella, de nácar y que acoge en el mar a un molusco altamente depredador. De él hay un pequeño vídeo en Internet.
Tienda de recuerdos |
Hay un caracola , llamada Nautilus, que es especialmente bella, de nácar y que acoge en el mar a un molusco altamente depredador. De él hay un pequeño vídeo en Internet.
nautilus de Filipinas |
Luego vimos la iglesia de Santa María de las Arenas. Nos dejó
pasar uno de los cuidadores, D.
Perfecto Traba, que nos enseñó un S.
Miguel de mármol traído de Italia y nos
contó historias del Santo Cristo de la Barba Dourada, llenas de emoción y
atractivo.
Santa María de las Arenas |
S. Miguel |
Santo Cristo |
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