miércoles, 13 de septiembre de 2017

El monasterio de Poio, un mundo de belleza.




Fundado por San Fructuoso en el siglo VII, que durante la Edad Media aglutinó el poder feudal sobre esta parte de la Ría de Pontevedra. Los monjes benedictinos abandonaron el monasterio en 1835, como causa de la Ley de Desamortización, y en 1890 se instala la Orden Mercedaria.


 El claustro es del siglo XVI, obra del arquitecto Ruíz de Pamames y del maestro Mateo López. La iglesia es renacentista, con elementos barrocos en las balaustradas del coro.

El monasterio de Poio es una gran edificio en piedra que tiene dos grandes iglesias, una antigua que es parroquia y otra moderna para huéspedes y grupos. Tiene dos claustros y  varias salas dedicadas a museo.

El entorno más alejado está compuesto de bosques y montañas con graciosas poblaciones rurales y ya más cerca está el mar y hermosísimas poblaciones como Combarro, Raxó, Sansenxo etc.

En el entorno más inmediato, dentro de las murallas hay un gran hórreo también  en piedra objeto de visita de grupos, hay,  así mismo,  asientos y mesas de piedra a la sombra de verdes e inmensos castaños. Además hay una huerta cultivada dedicada especialmente a viñedo.

Al lado del hórreo hay plantas de vid con racimos  muy grandes y de uvas negras. Por su tamaños me recordaban el  relato de la Biblia cuando  Moisés mandó explorar la Tierra prometida y vinieron dos personas trayendo entre las dos un gran racimo  de  aquellas uvas. Desde luego hay que tener en cuenta la poderosa imaginación oriental en este relato.

En el monasterio merece destacarse la belleza de la Virgen de la Merced y el hermoso retablo.

Encontré en dos sitios la imagen de San Serapio que fue un mercedario que terminó siendo mártir. Se celebra su fiesta el 14 de  noviembre. Es de origen irlandés y viene a España a defender la fe cristiana, conoce a S. Pedro Nolasco y se hace mercedario y yendo a redimir África es martirizado.



Hay cálices patenas y esmaltes.

S. Serapio
 Y hay una nota que dice: Los mercedarios a lo largo de la historia han puesto todos sus bienes al servicio de la misión redentora y expuesto sus vida por el cuarto voto en virtud del cual prometen dar la vida para salvar a los cristianos que se encuentren en el extremo de perder su fe.

Tiene también  un hermoso San Miguel con la espada en alto, una pila bautismal con una leyenda formativa: ser testigos. Un pelícano gigante para el Jueves Santo. 

Y una santa del lugar de Poio: santa Trahamunda,  patrona de la nostalgia, de la morriña o de la murria como dicen otros.
Trahamunda
También  hay muchas muestras de mosaicos en diversos lugares de la casa.

Vale la pena  ver estos museos perfectamente etiquetados y cuidados, también la sala dedicada a trabajos de la escuela de canteros que hubo en tiempos, en el monasterio.
Pelícano símbolo de la Eucaristía


Hay una gran biblioteca, pera sólo la dejan ver y usar a investigadores. No es objeto de visitas.









de la escuela de canteros

escuela de canteros

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