sábado, 21 de diciembre de 2019

Reciclar el mundo



Tuve una visita de un joven de 16 años, que discretamente vino a mi encuentro y se dispuso a hablar. Me alegró verlo y le recibí con cierta expectación. Estaba dispuesto a escucharle.

Me preguntó si lo conocía, me fijé en él y luego le dije la verdad, “no me acuerdo, dame alguna pista”.

Me replicó diciendo que yo había casado a sus padres, que lo había bautizado a él y le preparé y di  la Primera Comunión. Pero ni con esas logré recordarlo.

En la conversación le dije que estaba en una edad estupenda para mejorar el mundo, empezando por su entorno más cercano. Una tarea verdaderamente apasionante.

El me dijo, interpretando mi pensamiento respecto del mundo que “hay que reciclarlo”.

Me gustó la expresión que luego fui a verla a internet en donde hay mucho escrito referente a materiales e incluso profesiones, modos de hacerlo, ventajas etc.

El Papa hablando de los belenes dijo que  suele haber en algunos,  con viviendas medio en ruinas, y comentó que Cristo venía para reconstruir lo que estaba en ruinas. No   las casas desde luego, pero si las personas o las familias o incluso pueblos enteros: el mundo.

Desde mi punto de vista tenemos la tarea de reciclar familias en crisis, personas en ruinas morales, actuaciones desafortunadas, incluso nuestro trato con Dios que si nos descuidamos termina por ser rutinario y frio, no de hijos queridos,  como debe ser.

¿Cómo empezar?.- quizá se podría empezar por valorar y cultivar la amistad. Dedicar tiempo,  a poder ser en directo, a los amigos, estar con ellos, servirles. Este es un buen comienzo.

 Luego  ya vendrán otras cosas que Dios mismo está interesado en sugerirnos y que  reconoceremos si tenemos oídos para oír. Y así habremos reparado este mundo,  al menos un poco. Es fácil.


No hay comentarios:

Publicar un comentario