sábado, 3 de octubre de 2020

El Rosario, arma poderosa.

 


Una de esas piadosas mujeres que vienen todos los días a la iglesia me enseñó su rosario.


 

Me dijo que yo se lo había regalado hace tiempo; puede ser que sea así,  pero yo no me acordaba.

 Me dijo también que muchas veces lo llevaba en la mano aunque no lo rezara, pero le gustaba tocarlo. Según me contó lo reza todos los días con gusto y saboreándolo, entiendo que meditando o contemplando los misterios en unión con el corazón de María.

Quizá en ella se cumple lo de sólo se va  a Jesús,  de manos de María.

En esta parroquia se reza todos los días antes de la Misa. Es una buena preparación para luego entrar en la Misa. Les  di un criterio para que no lo dejen: si hay tres personas ya podían rezar en alto el rosario. Rezarlo en la iglesia así públicamente o en casa, en familia, tiene indulgencia plenaria. Es un buen regalo que nos hace la Iglesia.

Hay algunos que dicen que si se reza mal, es mejor no rezarlo, pero Juan XXIII decía que el peor rosario es el que no se reza. Después de la Misa y el Oficio divino, está el Rosario.

Cuanto bien hace cuando se reza en familia. Así se cumplen los deseos de la Virgen expresados en sus apariciones. El pueblo lo hace ver casi físicamente,  cuando pone rosarios en las imágenes de la Virgen, a veces varios juntos. Es todo un símbolo de la grandeza del Rosario.

Conozco bastantes personas que rezan tres o cuatro al día, alguna hasta 6 y conocí a una enferma que       rezaba al menos  diez durante todo el día;.cuando la visitaba siempre lo preguntaba cuantos rosarios tenía ya rezados   y siempre eran muchos auque a ella le parecían pocos. 

Un sacerdote que venía por la parroquia  hace años, lo venía rezando por el camino y cuando llegaba a la iglesia levantaba la mano con el rosario bien visible y me decía: arma poderosa.

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