Una señora de la parroquia que es creyente y practicante me contó como hacía con su hijo pequeño para enseñarle el valor de la Eucaristía.
Varias veces a la semana va de compras y lleva a Suso que tiene 8 años para que le acompañe; cuando pasa por delante de la iglesia de las Huérfanas de esta ciudad de Compostela, que tiene el Santísimo Sacramento expuesto todo el día, le dice a Suso:
-vamos a ver a nuestro amigo.
Entra ella, se arrodilla, pone las manos juntas y nira de reojo a Suso que hace igual, se arrodilla y pone las manos juntas. Luego cada uno ora en silencio. Y asi va haciendo todos los días para el niño se acostumbre y tenga conciencia de la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía.
Pero un día le entró la duda de si Suso hacía aquello por rutina y quiso comprobar a ver si se enteraba y entonces, me cuenta, pasó por delante de la iglesia y se hizo la distraida pasando de largo. En ese momento Suso la miró y le dijo
- mamá ¿hoy no vamos a ver a nuestro amigo?
la comprobación fue un éxito. Suso sabía lo que estaba haciendo.
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