Soy muy aficionado a leer vida de conversos pues suelen ser muy ejemplares y también por conocer los motivos que les llevaron a encontrar a Dios. He visto que los motivos son muy diversos, pues Dios les engancha de muy diversas maneras. Pensando en esto me acordé que yo también tengo una historia anónima sobre un converso.
En la catedral de Santiago son muchos los que acuden sobre todo en los años Santos, pues bien, en un Año Santo había un confesor que ya había terminado con todos aquellos que esperaban en una larga cola para confesarse. Ya había pasado la mayor parte de la Santa Misa y abrió las puertas del confesonario para descansar un poco.
Entonces, cuando ya estaba a punto para salir, se acerca un penitente y, después de confesarle, le preguntó que es lo que le había movido a ir a confesarse cuando ya practicamente había pasado todo. El sacerdote pensaba que tal vez sería una frase de la predicación o de la lectura de la Palabra de Dios o algún canto, pero él dijo, "pues mire Vd. al ver funcionar el Botafumeiro me decidí a venir a confesarme y a comenzar una vida nueva".
Se demuestra que una vez más los caminos de Dios para encontrar a las ovejas perdidas, son imprevisibles.
Para los que no lo sepan, el Botafumeiro es un incesario gigante que cuelga de una maroma y se pasea por toda la nave de la catedral al impulto de unos tiraboleiros.