sábado, 21 de abril de 2012

Un trabajo para jubilados

Me llamaron por teléfono desde un gimnasio de esta ciudad para proponerme distintos ejercicios corporales desde natación a otros deportes con nombres en chino o japonés, no lo sé. Y me llamó la atención las grandes facilidades en el horario desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche sin interrupción y con profesores y además para todas las edades.

Agradecí y decliné la invitación, pero me hizo pensar en nuestras iglesias que están tantas horas cerradas y el Señor permanece tantas veces sólo y como, por dinero, esas instalaciones de que hablaba están abiertas y nosotros no somos capaces de mantener abiertos los templos más que unas pocas horas al día.

Le pedí perdón al Señor y pienso en tantos jubilados y jubiladas en buenas condiciones, que podrían ofrecerse como voluntarios para tener abiertas las iglesias de sus parroquias durante el día. He oído decir que en algunos países están abiertas algunas iglesias día y noche porque los vecinos allí están, turnándose y acompañando al Señor. Si alguien lee esto y tiene más datos le agradezco que me lo comunique.

En una visita del Papa fuera de Italia, al terminar de comer con los obispos en la nunciatura, se levantó de la mesa para ir a descansar un poco: Haría la Visita al oratorio y luego a descansar.
Después de una hora los obispos también se levantaron de la mesa y fueron al oratorio y allí, para su sorpresa, encontraron al Papa que, al verles, se levantó y, como pidiendo disculpas, les dijo que había permanecido allí, todo ese tiempo, porque vio al Señor tan solo que quiso hacerle compañía y no salir.

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