D. Emilio, D. José Luis y D. Janjo |
El día 14 de noviembre tuvo lugar una Jornada , para sacerdotes, sobre bioética. El tema era la vida humana y cuestiones en torno a la misma.
Fue en en la casa de convivencias de Olbeira en Cambados. Estaba la sala de estar llena de sacerdotes.
D José Luis poco antes de la presentación |
Presentó la Jornada el director del Centro de Encuentros
Sacerdotales, D. José Luis Casado Moreno que habló de cómo la vida era un bien
básico que merecía ser tratado con altura en sus diversos aspectos. Presentó a
los ponentes.
Mons. Ignacio |
Primero disertó Mons. Ignacio Carrasco de Paula , Presidente
de la Academia Pontificia de la Vida.
Comenzó diciendo que, lo relacionado con
el comienzo de la vida, la fecundación in vitro y otros problemas, eran temas bastante complicados. En 1978 ocurrió algo muy
grave que fue el nacimiento de la primera niña fecundada in vitro, cuyo hecho hizo plantearse muchos interrogantes a los teólogos.
También trajo
interrogantes lo referente a los métodos
anticonceptivos, especialmente la píldora.
D. Antonio del Moral |
La posición de la Iglesia sobre anticonceptivos fue fijada por Pio XI
en la Casti connubii, en 1930 y luego por Pablo VI en la Humanae vitae.
Después comentó la importancia de definir lo que es la persona humana, inclinándose por
afirmar la bondad de la antigua definición de persona como animal racional. Hay que buscar lo que es
natural para un ser así y lo que es razonable. Ante un determinado hecho tengo
que comportarme con un ser humano y no como un cocodrilo, dijo.
Utilizó el argumento de la dignidad del hombre y de la verdad
en la cuestión de ser padre.
Luego habló D. Antonio del Moral, magistrado del Tribunal Supremo,
que fue muy aplaudido. Tocó temas muy
variados y habló también de la semántica en estas cuestiones.
Por último estuvieron tres médicos en activo, que tuvieron un coloquio
sobre la atención médica al fin de la vida humana.
Destaco el tema de la sedación, en que uno de ellos dijo
claramente que el paciente tiene derecho a saber que le van a aplicar la
sedación y que no va a despertar hasta que finalmente muere. Por tanto ya no va a poder
tomar ninguna decisión a partir de ese
momento de la sedación. El paciente, a su vez, debería poder dar a conocer su voluntad al respecto.
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