lunes, 16 de diciembre de 2013

La HORMIGA SIN DIRECCIÓN ESPIRITUAL (I)


En una Misa solemne en que ayudaba al que presidía, vi una joven hormiga  sobre el limpio mantel del altar. ¿Cómo llegó allí?
 – supongo que no subiría desde el suelo pues quizá fuera un poco complicado aunque las hormigas tienen todo el tiempo que quieran. Creo  más bien que debió sentirse atraída por el  olor de una flor y vino hasta allí en un bonito ramo de flores en donde se entretuvo quedando lejos de sus compañeras.

En ese momento debió de echar de menos a su comunidad dejando la flor y ya estaba sobre el altar.

Me llamó la atención pues no andaba normal; corría a toda mecha en diversas direcciones para volver al punto de partida. Se ve que quería solucionar su soledad y  su lejanía del hormiguero. Quizá le fallaba la memoria o el olfato. Algo  no marchaba. Yo la contemplaba en sus esfuerzos inútiles y pensaba que todo quedaría fácilmente solucionado si tuviera dirección espiritual, alguien que le dijera el camino.

Las hormigas tienen, según he leído, guarderías para bebés, obreros, despensa, incluso guardia civil, pero no tienen alguna hormiga más experimentada que pueda aconsejar y dirigir haciendo cierta dirección espiritual con las otras.

El hecho es que aquella hormiga solitaria y agobiada que  me hizo reflexionar, no encontraba la solución. La traté con respeto y con cariño la bajé del altar al suelo a ver si allí encontraba el rastro perdido. No sé qué sería de ella.


Cuantas personas agobiadas por los problemas de la vida, encontrarían con gozo el camino, si tuvieran dirección espiritual.

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