martes, 10 de diciembre de 2013

La verdad sobre la Iglesia CATÓLICA


Es un tema pensado para unos jóvenes que quieren confirmarse. Creo que deben conocer la verdad sobre la Iglesia a la que  pertenecen y con quien se comprometen en la confirmación. La Iglesia les regala el Don del Espíritu Santo que les guía hacia la santidad personal.

Me aventuré a ir a internet un momento,  para ver lo escrito sobre este tema y lo que me encontré fue una lluvia de críticas. También  encontré algo positivo en concreto un sencillo video de 7 minutos que te invito a ver. El enlace al final.

Hay que redescubrirla
Dice Juan Pablo II: “con motivo de esta V Jornada mundial de la  juventud, deseo, pues, invitar a todos vosotros a un nuevo descubrimiento de la Iglesia y de vuestra misión en Ella, en cuanto jóvenes.
La iglesia de Cristo es una realidad fascinante y maravillosa. Es antigua porque cuenta con 2000 años, pero al mismo tiempo es permanentemente  joven, gracias al Espíritu Santo que la anima”
La comunidad se reúne en la Misa

En el credo afirmamos: Creo en la Iglesia, ese es el nombre,  pero luego le añadimos los apellidos que la distinguen de parecidos o coincidencias,  pues  es:  una, santa,  católica y apostólica.  Creemos en la Iglesia católica: nos fiamos de su doctrina y moral, de su Jerarquía puesta por Dios a la que escuchamos y sabemos tiene la asistencia del Espíritu  Santo  que no permite se desvíe de la voluntad de su Fundador.

La Iglesia es obra de Jesucristo, como consta en el Evangelio de un modo elocuente (Mc.3, 13-19 y Mt.28, 18-20). Su finalidad es hacernos llegar su doctrina salvadora – cuyo conjunto forma el depósito de la fe -  y la gracia que nos ganó en la Cruz y nos comunica a través de los 7 sacramentos que administra la Iglesia.

Jesucristo ama y se identifica con la Iglesia. Para que nosotros también la amemos es necesario que nos acostumbremos  a ver en la Iglesia al mismo Cristo. Porque Cristo es quien vive en su Iglesia, quien por medio de ella nos enseña, gobierna y confiere la santidad (Pio XII enc. Mystici Corporis, 1943).

Sus miembros se hallan parte en la tierra, parte en el Purgatorio y parte en el Cielo.

Tiene un historia, concreta que nos muestra el cumplimiento de la promesa de Jesucristo a Pedro que “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”, Mt. 16, 18. El amor de Dios está detrás de cada acontecimiento, aunque de una manera a veces oculta para los hombres: Dios provee en la tierra según conveniencia de nuestro bien eterno, que es el verdadero bien de la persona.
La confirmación

Es camino ordinario de salvación: si el Hijo de Dios se ha hecho hombre, enseñó una doctrina determinada, instituyó los sacramentos y funda la Iglesia con una estructura bien determinada, no tiene sentido que el hombre desprecie eso que Dios le ofrece como camino de salvación y que él invente sus propios medios, una religión a su manera. El único mediador y camino de salvación es Cristo quien se hace presente a todos nosotros en su Cuerpo que es la Iglesia (Lumen Gentium 14).
Hay que pertenecer a Ella en cuerpo y corazón. No se salva el que sólo pertenece en cuerpo por el bautismo y que está en su estructura pero no está en gracia de Dios.
Es una: Jesucristo fundo una sola Iglesia. En el lenguaje del diálogo ecuménico se llaman iglesias a aquellas comunidades que admiten el bautismo válido, tiene verdadero sacramento del orden sacerdotal y por tanto verdadera eucaristía.
Con el término de comunidades eclesiales se designan a las comunidades de occidente separadas de Roma a partir de la reforma luterana.
Es santa: porque  santa es su doctrina, santa su moral y santifica a las almas.
Es católica porque comunica la verdad de Jesucristo en su plenitud y está destinada a manifestarse a todos los hombres especialmente a  través de la fe viva de los creyentes al comportarse como fieles discípulos de Jesucristo.
Es apostólica porque está fundada sobre los apóstoles. Los obispos son sucesores del  colegio apostólico, por eso al ordenar a un sacerdote como obispo, está establecido que le ordenen al menos tres obispos, como señal de su integración en el colegio episcopal.
La Iglesia quiere escucharnos. Cualquiera, puede dirigirse directamente al Papa o a la Jerarquía. Nuestra opinión es estimada y todo fiel tiene derecho a ser escuchado.

Ahora unos testimonios:
MADRE TERESA ¿QUE DEBERÍA CAMBIAR EN LA IGLESIA?
Cuando le preguntaron a la Madre Teresa ¿Qué había que cambiar en la Iglesia? Ella respondió: Vd y yo deberíamos cambiar, ser mejores servidores.
 Papa Francisco: Paseo marítimo de Copacabana, Río de JaneiroSábado 27 de julio de 2013

Queridos jóvenes
Al verlos a ustedes, presentes hoy aquí, me viene a la mente la historia de San Francisco de Asís. Ante el crucifijo oye la voz de Jesús, que le dice: «Ve, Francisco, y repara mi casa». Y el joven Francisco responde con prontitud y generosidad a esta llamada del Señor: repara mi casa. Pero, ¿qué casa? Poco a poco se da cuenta de que no se trataba de hacer de albañil para reparar un edificio de piedra, sino de dar su contribución a la vida de la Iglesia; se trataba de ponerse al servicio de la Iglesia, amándola y trabajando para que en ella se reflejara cada vez más el rostro de Cristo.
También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia. Queridos jóvenes, el Señor los necesita. También hoy llama a cada uno de ustedes a seguirlo en su Iglesia y a ser misioneros. Queridos jóvenes, el Señor hoy los llama. 

De una homilía de San Josemaría Escrivá

Hechos y dificultades
Pero, ¿qué es la Iglesia? ¿dónde está la Iglesia? Muchos cristianos, aturdidos y desorientados, no reciben respuesta segura a estas preguntas, y llegan quizá a pensar que aquellas que el Magisterio ha formulado por siglos -y que los buenos Catecismos proponían con esencial precisión y sencillez- han quedado superadas y han de ser substituidas por otras nuevas. Una serie de hechos y de dificultades parecen haberse dado cita, para ensombrecer el rostro limpio de la Iglesia. Unos sostienen: la Iglesia está aquí, en el afán por acomodarse a lo que llaman tiempos modernos Otros gritan: la Iglesia no es más que el ansia de solidaridad de los hombres; debemos cambiarla de acuerdo con las circunstancias actuales.

La misma Iglesia que fundó Cristo
Se equivocan. La Iglesia, hoy, es la misma que fundó Cristo, y no puede ser otra. Los Apóstoles y sus sucesores 
son vicarios de Dios para el régimen de la Iglesia, fundamentada en la fe y en los Sacramentos de la fe. Y así como no les es lícito establecer otra Iglesia, tampoco pueden transmitir otra Fe ni instituir otros Sacramentos.

Compuesta por criaturas con miserias
Gens sancta pueblo santo, compuesto por criaturas con miserias: esta aparente contradicción marca un aspecto del misterio de la Iglesia. La Iglesia, que es divina, es también humana, porque está formada por hombres y los hombres tenemos defectos: omnes homines terra et cinis (Ecclo XVII, 31), todos somos polvo y ceniza.

Nuestro Señor Jesucristo, que funda la Iglesia Santa, espera que los miembros de este pueblo se empeñen continuamente en adquirir la santidad. No todos responden con lealtad a su llamada. Y en la Esposa de Cristo se perciben, al mismo tiempo, la maravilla del camino de salvación y las miserias de los que lo atraviesan…


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