martes, 18 de febrero de 2014

La Misa en casa

Estos días de convalecencia celebro la S. Misa en Casa con dos ayudantes de lujo: un médico y una enfermera (hermano y cuñada).
Un día me pusieron delante del improvisado altar una tira de plástico con diez fotos carnet de mis diez sobrinos - nietos todavía en edades mínimas.
La idea era pedir a Dios que los mire y los bendiga. Son como pequeñas plantas que hay que preservar de los zarandeos de los ciclones, aunque, al mismo tiempo,  hay que prepararles para las dificultades, que siempre habrá.
Los desastres que ha producido la ciclogénesis explosiva que vino por Galicia me ha hecho pensar en estos niños. He observado que hay plantas o edificios que resisten muy bien y otros que se vienen abajo.
¿Cuales son los que se vienen abajo? - pues los árboles con poca raíz o ya bastante secos y con poca flexibilidad.
¿Qué ríos se desbordan? - pues especialmente aquellos en que las ramas se acumulan en los puentes u otros lugares y nadie las limpia y entonces pasa lo que tiene que pasar.

¿Qué casas se vienen abajo? - en realidad las que están construidas sobre arena, con malos cimientos o con materiales deleznables. He visto en la TV una casa, ya  abandonada,  en la salida de un pantano que aunque  la corriente le apretaba con fuerza allí estaba impertérrita, resistiendo como si nada pasara. El arquitecto que la proyectó merecería un premio



De todo esto podemos aprender muchas cosas para nuestra vida práctica y también  para la vida espiritual y para la educación de los niños.
Desde luego hay que preparar a los niños con principios firmes y raíces profundas, como por ejemplo enseñarles la importancia de la familia, el ser honrados aunque cueste, poner a Dios siempre como el Primero...

Dios lo primero
Cuantos fallos he visto en este principio que a mi me parece indiscutible. p.e. el  niño tiene exámenes el lunes, pues que estudie,  aunque tenga que dejar el catecismo o la misa del Domingo ( hay ejemplos de cristianos que dieron la vida por ir a Misa). A veces puede ser un partido de fútbol o un viaje...etc , y Dios queda en un segundo lugar, no se mueve un dedo para arreglar las cosas.
Así educamos niños sin unos principios básicos, firmes y arraigados en la experiencia.

¿qué aprender de las ramas que se acumulan?
- hay que quitarlas.
 Es como los pecados que se van acumulando. Nos hace vulnerables y también  hay que quitarlos. Nos pueden parecer poco importantes,  especialmente en tiempo de bonanza, pero cuando viene la tribulación es otra cosa y nos puede la  dificultad.

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