martes, 25 de febrero de 2014

Amables y, al mismo tiempo, serviciales


Encontré esa pintada esta tarde. Estaba en una marquesina, en el asiento de la parada del autobús. Dice: ¿vives o pasas el tiempo?
Me hizo pensar  qué hacer para vivir, para vivir con intensidad y alegría: y he visto que para vivir no bastan las palabras se requiere amar y servir al que amas.
Conocí una persona bastante mayor  a la que yo,  por decirle algo agradable, le dije que su marido era muy cordial y especialista en decir cosas amables. 

Se sonrió, pero en un arranque de sinceridad me dijo que  los piropos eran agradables pero no era suficiente,  pues si no ayudas al otro en lo que necesita, todo se queda en palabras sin fundamento. Palabras y obras. Las dos cosas.
el árbol da flores, pero también sombra, belleza, y luego su madera
servirá para hacer muebles para nuestras casas o
dará calor en la chimenea.
Me quedó en la memoria y creo que es verdad,  pues no basta con ser  amable: hay que ser también servicial con las personas, sino suena a falso lo que se dice. En el fondo eres un superficial y no vives,  como lo que dice la pintada de la historia, sino que pasas el tiempo (inútilmente).
Así ocurre también  en el amor de Dios. Hay que ser Marta y María a la vez,  contemplar y hacer,  y así agradaremos a Dios.





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