sábado, 27 de diciembre de 2014

Simplicio Quintans Mouzo, un cura afable.




En la parroquia de S. Andrés de Pereira falleció D. Simplicio. Vivía en una casa al lado de la carretera  que va  de Santa Comba a Muros . Tiene  al lado la iglesia parroquial.
Era fácil poder hablar con D. Simplicio si pasabas por esa carretera. Además,  estaba mucho en casa.

 Le vi en varias ocasiones. En la última pude verle aun bastante bien de salud. Me recibió con todos los honores y habló mucho de su pastoral en las 5 parroquias que tenía.
Procuraba atender  bien a estas parroquias, con mucho sacrificio. Se afanaba en que pudieran tener S. Misa semanal, porque pensaba que no podía faltarles el alimento de la Ss. Eucaristía.
En esa ocasión de que estoy hablando,  me enseñó la iglesia parroquial con mucho amor a su iglesia. Nos contó historias de restauraciones y mejoras del templo. También me contó con detalle sus planes pastorales.
Las iglesias las tenía bien arregladas y eran un icono de la Presencia Real de Jesús en ellas, como pide la liturgia.

Llevó con paciencia las limitaciones de la enfermedad y unos días antes de morir tuvo la gran alegría de ser visitado por el Sr. Obispo que además le llevó la comunión.

 Estaba revestido en la caja mortuoria,  con casulla blanca y el rosario y un cáliz, bien cogidos en las manos. Virgen y Eucaristía,  los grandes amores de un cristiano y de un sacerdote.

Se ordenó en 1961 y era párroco de Pereira desde 1965. Descanse en paz y que pida por los que quedamos. Su entierro fue en Pereira, su parroquia.

Falleció el 26 de diciembre de 2014 que , según me escribe D. Manuel Vázquez Vázquez , tenía las siguientes parroquias: S. Andrés de Pereira, San Félix de Eirón, Santa Mariña de Maroñas, Santa Cruz de Campolongo y Santo Tomás de Alvite.
Me dice el mismo Sr. Váquez,  que  el 27 se celebró el funeral que  fue presidido por el Sr. Arzobispo Mons. Julián  Barrio Barrio, acompañado por unos treinta sacerdotes. Tanto  varios sacerdotes,  como fieles  que llenaron la iglesia a rebosar, mostraron su emoción con un rostro compungido y lloroso,  lo mismo que un joven monaguillo que no pudo evitar las lágrimas.
Con ferviente dolor , sigue diciendo mi comunicante, sus feligreses mostraron su veneración y reverencial gratitud al que estuvo a su servicio por mas de 50 años y que fue cumplidor de su ministerio, fue excelente persona y consiguió que sus parroquianos vivan hoy una vida cristiana en su plenitud.
 Nos deja un gran legado por sus buenas obras y ejemplar comportamiento.

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