martes, 23 de diciembre de 2014

Me “asaltaron” en plena calle


No, no es lo que Vd. piensa. No fue un navajero en busca de unos euros. Fue una señora que me vio pasar y me llamó repetidas veces hasta que paré y hablamos.

Me dijo lo siguiente. Tengo un niño en el colegio y allí lo preparan para hacer  la Primera comunión. Cuando llegue el día ¿Vd. me la hace?.

 Ahí empezó la conversación. Yo le dije que mi experiencia de casos parecidos no era buena. 


un peregrino renueva la fe sobre la Biblia

Tuve algún niño que aun viniendo a la preparación intensiva  de 15 días en el mes de mayo, hizo la comunión sintiéndose extraño en la Misa. Nunca había estado, no entendió nada y luego,  nunca más volvió.

 Además no basta con saber cosas de Jesús, hay que tratarle, quererle,  conocer lo que es el  centro de la vida cristiana, tener virtudes. Y para eso se requiere frecuentar la Iglesia y de modo especial vivir la Confesión y  la Misa.

¿Eso  que me proponía,  es ser cristiano? ¿Dios está en el primer lugar?

Me comentó que trabajaban los dos, marido y mujer, toda la semana y el domingo lo dedicaba a la casa y a la familia y que no podía romperse.

Le hice ver que a lo mejor había un abuelo que lo podría traer o que tal vez le quedaba más cómodo en otra iglesia, pero se trata, le decía,  de comulgar bien: con fe y devoción. A todo  me dijo que no.

Al  final le animé a que lo pensara, pero no quedamos en nada. 

El papa Francisco confesándose
Hoy en día tenemos el  ejemplo de cristianos que por su fidelidad al bautismo dejan sus tierras,  huyen  a otros países e incluso dan la vida. Y nosotros.  ¿qué hacemos por el tesoro de la fe?.

 Seguí mi camino, pensativo, encomendando a esos padres, comprendiendo la dificultad y al mismo tiempo viendo como Dios , a veces,  en algunas  familias no es un amigo, es más bien un extraño con el  que se quiere quedar bien, pero luego, si te he visto no me acuerdo.
 Dios no es lo importante, hay otras cosas que están antes, son las que los teólogos llaman los ídolos  y que hacen las veces de Dios pero no hablan, no nos guían, no nos dan luces,  ni la felicidad, ni vida eterna. ( El trabajo en ciertos casos, el prestigio,  el tener bienes o afectos, la cultura puesta en primer lugar…o el sexo, la droga etc.).

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