viernes, 26 de diciembre de 2014

Felicidades




Oí tantas veces esa palabra: feliz Navidad,  que me he planteado si realmente soy feliz, o quizá tenga que incluso  que  preguntarlo a otro,  no vaya a ser que soy feliz y no me entero.

Ese deseo de que otros sean felices es muy bueno sobre todo si va acompañado de acciones que sirvan  a los demás a sentirse queridos y valorados.

 Oí contar una historia de un vecino,  del campo,  que sus ganados iban a pastar a  la finca de otro vecino. Este se quejaba y, el del ganado, le decía: tienes toda la  razón. Y así pasaba una y otra vez.
 Ya llegó un momento en que el de las fincas le dijo, mira ,  yo quiero la razón pero también quiero  la hierba. Es decir no bastan palabras hermosas sino que hay que tener también obras. Dios mismo nos juzgará por nuestras obras.

Pues en  esta situación de deseos de felicidad un amigo me envió una poesía de otro amigo suyo  del que no sé el nombre, aunque sí sé que es canario.  Fue un detalle, un regalo, 
que me ha gustado mucho y así la pongo para los pacientes lectores:

El cielo cantaba gloria
Y el mundo ni se enteró,
Pero el Niño que nació
Le cambió al mundo la Historia.
Y aunque hoy canta su memoria
El mundo, aun sordo es;
Si ante el ruido y el estrés
Nace en tu ser su venida,
Verás que también tu vida
Tendrá un antes y un después.

No hay comentarios:

Publicar un comentario