sábado, 12 de diciembre de 2015

Historia de un burro




No quedan burros. La mayoría han desaparecido, al menos aquí en Galicia. Los tractores los fueron arrinconando. En distintas zonas en que antes había burros, ahora  no los veo. En internet se anuncia  venta de burros de segunda mano.  Hay sí caballos,  están sueltos y a veces con un madero a las patas para que no corran, de lo que protestan algunos colectivos.

Tengo un recuerdo de la infancia sobre un burro. Los niños jugábamos con él y él se dejaba querer. Pero una vez un niño de 6  ó  7 años, animado por los otros y quizá un poco inocente, se subió al burro. Éste, cuando lo sintió bien sentado,  se echó a correr y no se dejaba frenar cuando le tiraba de la cuerda, pero , en cierto momento, pará en seco y el niño, por la inercia, saltó por encima de la cabezota del burro y fue a parar al suelo. El burro quedó impertérrito y el niño también,  como si nada ocurriera, pues al decir de muchos,  a esa edad son como de goma y además los guarda el diablo, porque si se mueren se le escapan al cielo.

Pues eh aquí que Azevedo, escribe un libro sobre los burros, o más bien sobre un burro.  No hay ahí historias de burros, sino que se fija en el perfil del burro de siempre. El burro clásico. Se fija así en su modo de ser y saca jugosas enseñanzas para los humanos.

Es un libro que mueve a la sonrisa y a la mejora de la propia vida. Es una larga meditación tomando pie de las aptitudes del burro.

Por ejemplo se fija en la humildad del burro, en la austeridad, la obediencia, saber oír etc. Va comentando el autor esas aptitudes del burro y las salpica de sabrosas citas y anécdotas.

Se inspira, en lo que dice honradamente desde el principio,  en distintos comentarios  que S. Josemaría Escrivá  hace del burro de quien se sentía amigo y de quien decía  que tenía cara de catedrático.

A lo largo del libro de 124 páginas,  salen muchos temas y quiero destacar el de la confesión que tiene que ver tanto con el año de la misericordia.

Dice que  el burro después de los palos merecidos,  recibe también  la caricia del amo. De ahi saca el autor que algo parecido pasa entre el hombre y Dios. El principal consuelo del hombre,  es estar en gracia de Dios, en amistad  con el Amo. Y el Señor nos consuela no sólo perdonándonos sino dándonos la certeza física de su perdón a través del sacramento de la penitencia. Allí oímos: Yo te perdono. Y en esa ocasión  nos reconciliamos con Dios y con la Iglesia, con toda la comunidad cristiana en la Tierra, en el Cielo y en el Purgatorio.¡Fantástico¡

Termina el libro dedicando un capítulo a la muerte del burro y explica como aun muerto es útil para abono de las plantas y su piel para  hacer panderetas para el Niño Dios. ¡ cuánto sirve,  aun después de muerto! Y de ahí saca consecuencias para servir a la familia ahora y cuando nos muramos.

Es un libro de bolsillo al alcance de todo el mundo, ameno, chispeante y tocando el corazón para que seamos mejores de lo que somos.

Víctor Manuel Sánchez Lado

Historia de un burro. En las enseñanzas de san  Josemaría. Hugo de Acevedo. Madrid 2015. Editorial Palabra.


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