viernes, 11 de marzo de 2016

Aprovecharlo. El año de la Misericordia




Llegó a la parroquia un señor, alto y enjuto, vestido de negro y con varias bolsas en las manos. Hacía  tiempo que no venía, quizá meses. 

Como otras veces esperaba una ayuda. Le pregunté por dónde había andado y como le iba. Tiene la rara habilidad de dar explicaciones que no se entienden y, al final, quedé como estaba.

Aproveché la ocasión para preguntarle si había oído hablar del Año de la Misericordia, y me dijo que no.
Entonces le expliqué que el Papa quería que en toda la Iglesia se manifestara con contundencia la misericordia de Dios. Es decir que es verdad que hay misericordia.  Le dije que era como una total y gran amnistía por nuestros pecados. Un perdón de todo lo malo que  hayamos hecho.

A este hermano le pareció muy buena idea, se alegró de la buena noticia y exclamó: si es así habrá que aprovecharlo. Me pareció que había entendido la explicación y la acogió muy bien, con sentido común.

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