martes, 10 de octubre de 2017

Última vigilia de peregrinos




el traductor.
Este lunes tuve la última vigilia para peregrinos, por este año. Fue como siempre en la Catedral y en mi caso  en la capilla de la Virgen del Pilar. Se suele hacer al término de la misa de las 19,30 cuando ya todos salen.

En esta ocasión vinieron unos 8 peregrinos de Canadá, un mexicano, dos colombianas y una portuguesa residente en Braga.

El joven mexicano tradujo al inglés  las explicaciones y la oración,  para los de Canadá. Me pareció un traductor ágil y preciso.

Después de varias explicaciones sobe la Virgen del Pilar y los santos dominicos del retablo (Santo Domingo de Guzmán y Santo Tomás), rezamos un salmo y pasamos a los testimonios y experiencias.
De Santo Tomás, entre otras cosas,  se les contó la pregunta que le hizo su hermana Teodora: ¿Qué tengo que hacer para ser santa?. Santo Tomás le contestó con una palabra: quererlo. Esto se completó con una  frase de San Josémaría Escrivá: ¿Quieres de verdad ser santo?: Si quieres ser santo, haz lo que debes y está en lo que haces.

Se encargó de animar a dar estos testimonios una colaboradora llamada Carmen que tiene mucha experiencia.

Las colombianas venían a pie desde Sarria dijeron que habían encontrado dificultades, pero, dijeron, que eso les enseñó que las dificultades se pueden superar si se tiene clara la meta. También hicieron notar la solidaridad de la gente para aquellos que  lo necesitaban. Agradecieron la ayuda y las atenciones de los otros peregrinos e  hicieron notar como todos se sentían hermanos sin distinción de lenguas y naciones. Esa hermandad fue fantástica.

La joven de  la ciudad de Braga estaba triste y nos emocionó a todos pues nos contó que venía a pedir un milagro para su hija de unos 27 años que lleva varios años luchando con un cáncer y ahora se encuentra muy mal. Nos enseñó la foto de  esta hija  y de su hermana.

los canadienses.
  Cuando   hizo la petición ante la urna de Santiago en la cripta,  se echó a llorar pidiendo por su hija. Todos  trataron de consolarla y se unieron a su petición.

También  se pidió por España y por Colombia que están en una situación delicada.

En la misma cripta recibieron  la bendición y la despedida. Quedaron contentos y agradecidos.

Una persona de la catedral se me acercó con una carta para la catedral, y como el único sacerdote que estaba por allí era yo me la dio a mí.

 Era una carta con dos fotos de una familia. Escribía el  marido mostrando al Apóstol sus heridas. Pido encontrar mi paz y mi serenidad para mí y para mis hijos, encontrar el camino justo con su mujer (pone el nombre) y ver de hallar una solución justa…y termina diciendo: Gracias, gracias , gracias.
Estas cartas suelen ponerse en la cripta y el último sábado de  mes se le presentan a Dios en la Misa. Luego se destruyen.

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