viernes, 25 de mayo de 2018

Entrar en el Cielo



Una señora, que  conozco, está en conversación con otra y hablan de Dios. La más entendida,  le anima a la otra a practicar esa fe en Dios, un Dios que nos ama y que un día le veremos. Le  explicaba como hacer para ir al cielo, guardando los mandamientos  y así  ir a  ver a Dios.

En un momento le dice: yo te puedo enseñar cómo ir al Cielo, donde está la puerta, pero no te puedo abrir esa puerta. Quien la abre es Jesús,  el Hijo de Dios, y, la  abre, por medio de los sacerdotes que tienen ese poder  para perdonarnos nuestros pecados y así es como podemos entrar.

 Ya  dice el Evangelio que hay que tener las lámparas encendidas, es decir estar sin pecado mortal y en gracia  de Dios.

Por eso,  los conversos que han recibido esa gracia de la conversión, van en seguida al sacerdote para bautizarse o confesarse o casarse si es el caso.

El pasaporte para entrar rápido en el cielo es la Unción de enfermos que reciben los cristianos que saben de sus efectos benéficos para el cuerpo y  para el alma.

En caso de no tener sacerdote, Dios en su gran bondad nos permite hacer una acto de perfecta contrición,  pidiendo perdón de todo corazón y, si te mueres, vas al Cielo y si no, ya te confesarás cuando  busques sacerdote.

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