jueves, 4 de diciembre de 2025

A la Virgen les gusta...

 

 

He visitado en el hospital a un enfermo. Fue una  visita breve en que me contó lo que le habían dicho los médicos. Estaba tranquilo. Le ofrecí pedirle al capellán para que lo visitara y le pareció bien.

En esta visita aprendí desde la experiencia que yo había visitado a Jesucristo pues lo dice el Evangelio: estuve enfermo y vinisteis a verme. Salí  de allí contento y con la conciencia de que había dado una alegría al mismo Jesús.

También comprendí que esta amistad  y atención que ofrecí, para el enfermo es la amistad de Dios. Dios nos cuida  cuando alguien nos trata bien, es Dios que nos da su amor.

También  me vino a la cabeza que cuando algún familiar impide que su enfermo sea visitado, le privan del amor y consuelo que Dios quiere darle, por eso es bueno facilitar que le visiten tanto la familia como el sacerdote. El sacerdote es un profesional de la visita a los enfermos y sabe como tratarles y ayudarles;  no hará nada que le disguste o  no le vaya bien.


Y, por último,  a la Virgen le gusta, sin duda,  que atendamos cordialmente a los enfermos.

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