Hace
pocos días vino a la parroquia un niño llamado Edu – para los amigos -, con su madre. Unos cinco años tenía esta
criatura y estaba con cara de asombro ante todo lo que veía, las luces encendidas, los
retablos, la gente rezando, las velas…todo
le producía admiración. Yo pensé por dentro que ojalá fuera yo también así.
Luego la madre me pidió que le explicara al niño porque estaban las velas
del lampadario encendidas, supongo que sería una de sus muchas preguntas. Me
vinieron a la cabeza varias respuestas: las celebraciones de noche de los
primeros cristianos, Cristo luz del mundo… pero me decidí por una más
adaptada a un niño de esa edad, la vela
encendida es como una oración con la que
nos dirigimos a Dios por un largo rato. El niño se quedó conforme y después de
un tiempo, se despidieron y se fueron.
No cabe
duda que en esa edad los niños son muy activos y participativos, a veces nos
parece incluso que demasiado. Contrasta con la pasividad y falta de entusiasmo
de tantos jóvenes o mayores.
Y del escándalo de la pasividad quería reflexionar en voz alta.
En el evangelio del domingo (Mc.9, 38 ss) leí lo que dice de
los escándalos y las palabras tajantes al respecto. Miré hacia la comunidad
presente y pensé en la ausente y me dije, lo que a mi me escandaliza no son sus
pecados sino su pasividad, no de todos, gracias a Dios, pero tantos vienen y nada los
asombra y mueve. Desde luego no son como Edu. Les falta amor, no están enamorados.
Creo
que en el fondo es que van a la Iglesia, o a las reuniones, sólo a recibir pero no a dar, y entonces se
decepcionan y aburren. Hace años decíamos cuando íbamos a comulgar: Voy a recibir. Quizá nos quedó esa idea de recibir pero en cambio no pensamos que también hay que dar e interesarnos por todo lo de nuestra madre la Iglesia.
Estuve en Lourdes hace días y vi en la
procesión de antorchas como los peregrinos cantaban con fuerza, rezaban a coro
y en voz alta, sin vergüenza alguna, y
levantaban la vela encendida bien alto, cuando
correspondía. Estos estaban dando, no estaban desde luego pasivos,
cooperaban a la comunidad con su actitud enamorada. ¿Qué le dirías a uno que no
cantara, o llevara la vela apagada o se quedara allá atrás descolgado?
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