miércoles, 17 de octubre de 2012

Segunda parte de "quedé incómodo"

Los que leyeron el relato anterior quizá se preguntarán  como sigue la historia del señor que no supe mucho que decirle en aquella situación más bien dramática.

 Pues  bien, hoy  nos encontramos de nuevo en la calle, pero venía a verme y después de decirme que todo seguía igual,  yo le manifesté que él que había llamado a tantas puertas, tenía una  puerta a  la que no había llamado.

 Me quedé parado mirándole y le vi  un poco desconcertado. Me  parece intuir que a  su imaginación vendrían muchas posibles puertas y que pensaría que las había recorrido todas, que ya no le quedaban...

 Luego seguí y le dije: esa puerta está arriba,  es la puerta del Cielo. Ahí tienes que llamar, incluso golpear, con la oración, con una buena conversión a Dios viviendo como un buen hijo...

Me contestó que no era digno de poder pedir,  que él no era nadie importante, que ya le daba gracias a Dios por el día que comenzaba y que podía disfrutarlo...

Luego le dije aquello de "Buscad el  Reino de Dios"..., y de que Dios era su padre y, un hijo, puede llamar siempre a sus puertas, que es un Padre que nos quiere tanto que no se cansa de escucharnos... y así otras cosas. Le vi de nuevo reconfortado, salió de mis despacho andando con más salero y con ganas de llamar a esa puerta que le queda todavía y que es de este Amo tan poderoso.

Espero que más adelante  pueda añadir a estos dos capítulos un tercero en que se confirme la experiencia de muchos: Si invocas a Dios, Dios ayuda y multiplica nuestros bienes  y no nos abandona.


Pinos de Castel Romano

El que cuida a los árboles y los hace tan hermosos ¿no va cuidar a su criatura preferida?

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