miércoles, 14 de noviembre de 2012

Un paseo pastoral por la parroquia

Fui a dar un paseo por la parroquia hacia uno de los barrios en el que contrasta lo antiguo y lo moderno. Pensé que por lo menos rezo por los vecinos - iba rezando el rosario- y siempre hay encuentros interesantes que la divina Providencia me depara.


Nada más salir encontré , cerca de la parada del autobús,  a una feligresa que venía dando un paseo en la tarde soleada de otoño,. ayudada de una muleta para andar.
 La conozco desde hace años. Me interesé por su salud y me dijo que dentro de poco la iban a intervenir por  quinta vez y tenía muchas molestias. Le animé a que ofreciera todo a Dios, pues ese dolor es un tesoro y una bendición y que pidiera por una intención mía.
Me contestó que a lo mejor no le creía pero que todos los días rezaba el rosario y que uno de los misterios desde hace años lo ofrecía por mi para que tenga salud y siga trabajando en la parroquia.

Como se pueden figurar me llenó de gozo esta noticia que ni siquiera sospechaba y que era inesperada y por eso más agradable.. Me despedí y salí de ese pequeño encuentro muy reconfortado.

Luego subí pasando por delante de preciosos árboles llenos de belleza y por cerca de la zona nueva de la parroquia con sus cuatro torres que dominan la Ciudad.


Pasé por delante de la casa de unos enfermos a quienes intenté ver, pero solo pude ver una mano que salía por una ventana alta y una voz que al principio no sabía por donde salía, parecía que lo envolvía todo y  que me decía que no podían abrirme pues estaban solos.

 Quedé en volver otro día, luego dí un poco de vuelta y me encontré con un anciano que no me conocía pero conocía a otros sacerdotes, pues iba a la Misa a otro centro de la parroquia. No tenía prisa y platicamos un ratito.

 Me fui acercando a la parroquia y me encontré a tres señores, dos claramente con unos perros y otro muy moderno con unos pelitos largos sueltos en la cabeza y un pendiente en la oreja izquierda de unos 10 centímetros con una cruz o medalla al final. Este era ya bastante mayor.
 Al pasar les dije que tenían unos bonitos perros y que de los perros se podía aprender mucho. Hacía unos días que oí a una persona culta que su perro le había enseñado mucho, pues obedecía rápido, con el tiempo bastaba con un gesto y ya realizaba lo que le pedía y que cuando salía delante de él , en pequeñas excursiones, no dejaba de mirar para atrás de vez en cuando por ver si el amo le daba alguna indicación. Decía: yo eso,  no lo hago con Dios.
 Y, los de los perros, casi unánimemente, me dijeron que se aprendía de ellos mas que de las personas. El del pendiente me citó un texto de Séneca. Estuve tentado a sacarles una foto, pero no me atreví pues en otra ocasión,  otro que jugaba con un perro me dijo que sacarle una foto al perro podía ocasionarle un trauma a dicho perro.  Por tanto, por si acaso, los dejé tranquilos aunque la foto sería divertida.

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