martes, 5 de febrero de 2013

Como pedir


Una parroquia es un buen sitio para ver como  la gente pide y así aprender a pedir. Todos tenemos que pedir, en algún momento, ayuda de diverso tipo y es  bueno saber pedir. Además todos los acontecimientos tienen un mensaje y este, de gente que pide, también lo tiene.

Yo me fijo mucho no sólo en qué me piden sino en como lo hacen . Es una buena experiencia.

Bueno pues hay que decir que se da de todo. Sólo voy a contar algo que me pasó hace poco en una de las calles de Santiago, la Algalia. Allí estaba un chico joven alto, delgado, de pelo pincho, con anillas en las orejas y chapas variadas, ah y también coleta.

Estaba en medio de la calle pidiendo con salero y metiéndose, con humor, con los que pasaban.  Delante de mí iban tres chicos con un único paraguas pues llovía y el paraguas fallaba por delante pues debía de tener una varilla doblada por el viento fuerte que hubo estos días. También el que pedía se dirigió a ellos que no le hacían mucho caso, pero él les dijo:  ese paraguas que lleváis no es homologado, si os coge la guardia civil os puede poner multa.  Toda la calle, además de la lluvia se llenó de una siembra de alegría regalada gratis.
Un poco más atrás iba yo, con paraguas,  homologado desde luego,  y también hizo ademán de pedirme pero me adelanté y le dije que estaba muy elegante,  y me dijo: gracias padre, muy amable y al mismo tiempo cogió su coleta como si fuese de lo que más presumía y me siguió con la vista, sin enfado.
Comentario:
De todo esto concluyo,  que pedía con soltura, sin ningún empacho, con simpatía. Se veía que no tenía complejo y actuaba con libertad, sin enfadarse al ver que no aumentaban los donativos y por último, él también daba.

Deseo para mis hermanos en la fe un estilo parecido en su trabajo y en su apostolado

De todos los que viene por la parroquia quisiera destacar dos casos:

Uno, de mediana edad, se acercó a la sacristía y me pidió ayuda.  Yo le pregunté porque tenía que darle algo. El me dijo:
 Es  que yo soy el rey de España.
 Le contesté que ya teníamos uno y que nos llegaba. Pero el reaccionó rápidamente y dijo:
  Yo soy el futuro rey de España.
Entonces le  contesto: Ah bueno, así  la cosa cambia, y cogí unas monedas y le dije:   Toma y  acuérdate de mi cuando estés  en tu reino.
Se marchó riendo y todos nos sonreímos.

En otra ocasión uno me dio un buen susto que terminó bien:
Yo estaba también   cerca de la sacristía y me dijo: tengo una cosa grande que pedirle. Me pasó por la cabeza otro que me había pedido mil euros, pero no le dije nada, esperé a ver por donde salía
 y me dijo: Por favor ¿me confiesa?.
 Le señalé el confesonario y allí recibió el sacramento de la alegría.

1 comentario:

  1. Que alegria nos da Pe. Victor al comentar sus simpaticas anecdotas recopiladas por el tradicional Camino de Santiago en Compostela donde se encuentran habitualmente infinidad de personas mendigando para saciar no se que tipo de hambre, si espiritual o material!!!- Y hasta nos arranca una sonrrisa cuando creemos que estamos tristes por tanta Crisis Existencial que vivimos *APRENDAMOS A PEDIR CON ALEGRIA *

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