sábado, 11 de enero de 2014

La visita a un enfermo

Hoy me llevé una alegría, pues me llamó un amigo para que fuera al hospital en donde un feligrés, enfermo y amigo de ambos, quería verme. Le empecé a encomendar y le fui a ver enseguida.

Mi primera experiencia es que cuando un enfermo pide al sacerdote todo el mundo se doblega a su deseo. Por algo en la carta de Santiago dice que si alguno enferma llame a los presbíteros de la Iglesia. El enfermo  es el primer responsable, el primero que tiene que llamar.

Una  de esas ventanas del clínico daba a la habitación
Luego  cuando llegué y  le vi,  estaba con su mujer que le acomodaba en el asiento al lado de cama. No tenía dolor pero estaba cansado.
 Al llegar nos dijo a los dos una  cosa que me llamó la atención: “venimos en blanco y hay que marchar en blanco”.

 Esta expresión  nunca la había oído pero es bien bonita. El bautismo nada más nacer nos ha puesto con el traje blanco de la gracia. Luego nosotros lo hemos manchado y, tantas veces también,   lo hemos limpiado con la confesión y …cuando se acerca el momento de presentarse ante Dios no hay más remedio que mirar cómo vamos y ponernos de  nuevo en blanco,  cosa que nos proporcionan los últimos sacramentos. Además vamos a las bodas del Cordero, y a unas bodas hay que ir bien vestido y preparado.



Que grande es El Señor que nos tiene todo previsto para que podamos adentrarnos en la eternidad sin miedos y con paz.

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