sábado, 31 de mayo de 2014

Ahora…¡¡¡ divino !!!


Fui de compras al polígono del Tambre. Necesitaba unas etiquetas, pero llevaba el tiempo justo,  pues saldría de viaje.
La dependienta las  cogió y controló  a ver si eran las que yo pedía. Luego procedió a hacer la factura; cuando la sacó del ordenador hizo ademán de doblarla y yo, que tenía prisa, le dije démela así  y ya la guardo  en la cartera. Me preguntó si no quería meterla en un sobre. Por no discutir le dije que bueno.

 Entonces la dobló bien doblada en tres partes, la metió en el sobre, la planchó  pasando  la mano por encima, le puso el sello de la casa y al terminar dijo, como hablando para sí: Ahora…, divino.

Me   gustó la expresión,  que la tuve presenté todo  el día y le fui dando vueltas sobre el sentido de la frase que podía ser: ahora está bien, ahora le gusta a Dios, ahora  divino.

El abad acompañado de ángeles
 y monjes
 Vi que así hay que hacer todo,  aunque tengamos prisa, aunque  sea una nimiedad,  porque si le gusta a Dios, no es una cosa de poca importancia.

 Si no lo hacemos así,  siempre haremos chapuzas, viviremos en lo descafeinado. O sea que, en todo, hay que poner interés y esfuerzo para hacerlo bien, por prestar un buen servicio y que Dios nos sonría.

Este hecho me hizo recordar a S. Íñigo, abad de un monasterio de Oña, en España, que se decía que en su mandato el ayuno era ayuno, la abstinencia era abstinencia, la oración era oración y el silencio era silencio. Todo divino.



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