viernes, 2 de enero de 2015

La Virgen del Portal, testigo de un año jubilar en Compostela




Durante un año se celebró el año jubilar del convento de las dominicas de Belvís en Santiago con motivo de los 700 años de su fundación.
El día 31 de diciembre fue la coronación de este año jubilar con una Misa solemne en este santuario de la Virgen del Portal tan querido en toda la ciudad de Santiago y alrededores.
Concelebraron con el Sr. Arzobispo varios sacerdotes de la Ciudad, entre los que me encontraba.
Las religiosas realzaron diversas partes de la Misa cantándolas. Al final también se cantó por todos el Te Deum laudamus , en castellano,  en acción de gracias por este año de maravillas a los ojos de Dios.
Las primeras beneficiadas fueron las mismas religiosas que se ha esforzado por ser dominicas de verdad santas.

Yo pude estar con la priora y otra religiosa antes de la Misa en donde vi su ilusión por este año jubilar y su experiencia de apostolado  de acogida especialmente con jóvenes.
También hablamos del Año de la Familia, de las familias santas y me comentaron que el padre de Santo Domingo de Guzmán  es beato y que su madre es venerable.
Al terminar la Misa nos invitaron a los sacerdotes a un pequeño ágape y departieron su alegría con el Sr. Arzobispo y los demás sacerdotes  en amable tertulia.
Son un buen  grupo de religiosas y hay de todas las edades  y en diversas situaciones vocacionales, como en toda familia. Hay alguna de India y de Brasil, otra me dijo que era de Arzúa y otra de S. Julián  de Sales  etc. Son el tesoro de la Iglesia que elevan a Dios peticiones para que haya muchas conversiones a Dios.
El atardecer nos cogió a la salida de la celebración,  cumpliéndose  el nombre de Belvis: Bella vista.


¿Cómo se vivió en la Comunidad el Año Santo?
Asi hablan las religiosas:

“La Iglesia vive de la Eucaristía”. Sabiendo que la Eucaristía es el centro de la vida cristiana, el mejor modo de dar apertura a este Año Santo, fue con la Celebración de la Eucaristía, seguida de la Exposición del Santísimo junto con el Cántico de las Vísperas, que tuvo lugar el día 31 de Diciembre de 2013.
 Desde el inicio hemos intentado comunicar la Gracia especial de este Año Jubilar. Nuestro modo de celebrar el Año Santo fue discreto y nada espectacular a los ojos del mundo, ya que no se llegó a organizar nada extraordinario para conmemorarlo. 
Nuestro deseo, más bien se enmarcó en un intensificar y mejorar nuestra respuesta de amor al Señor, que nos ama, ansiando crecer en caridad en medio de la Iglesia. “En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor”, esta convicción de la Santa de Lisieux, iluminada por la gracia de
Dios, nos indica muy bien a todas las monjas contemplativas la tarea
Hermosa vista desde el santuario
esencial de nuestra vocación “AMAR, PARA COMUNICAR A TODA LA HUMANIDAD EL AMOR”. Nuestra misión dentro de la Iglesia como monjas dominicas contemplativas es la “Predicación y la Salvación de las almas”, y así, como comunidad, hemos intentado vivir, a pesar de nuestras limitaciones, debilidades y pobrezas, nuestro Carisma, para ser en medio del mundo un ANUNCIO PROFÉTICO DE LA GLORIA FUTURA.
El pasado 12 de Octubre de 2012, D. Julián Barrio Barrio, nuestro Arzobispo, nos convocó, a toda la Archidiócesis, al Sínodo Diocesano en su carta pastoral: “Renovarnos desde Cristo, caminando en comunión”. Parece algo Providencial que, dentro de este período, en que la archidiócesis está celebrando el Sínodo, un Monasterio dedicado totalmente a la “contemplación del Señor”, esté celebrando sus 700 años de dedicación plena a su Esposo y Señor. Y así, aprovechando las reflexiones que el Sínodo nos señalaba, comunitariamente hemos intentado concretar y vivir, como grupo sinodal, desde el Monasterio y en él, aquello que según nuestro carisma y vocación podríamos aportar a nuestra Iglesia Compostelana, respondiendo a la llamada que Dios nos hizo por medio de Monseñor Julián: “Queridos diocesanos, no quisiera que ningún bautizado se sintiera ajeno a este acontecimiento”.
A lo largo de este Año Santo, se han acercado a nosotras de forma particular o en grupo, varias personas, a las cuales hemos intentado acoger con amor. Entre ellos vinieron grupos en peregrinación para celebrar la Eucaristía con nosotras o aparte, o tener tiempos de oración o de catequesis. También, en grupo o en particular, nos han pedido algún encuentro en el locutorio para poder saber y conocer un poco, en qué consiste nuestra vida.


Con el deseo de suscitar nuevas vocaciones, promovimos,  el 16 de mayo, un encuentro vocacional, que consistió en una celebración de la Eucaristía presidida por el Obispo Auxiliar, Monseñor Jesús, seguida de un encuentro informal en el locutorio. Asistieron, entre otras personas, los Seminaristas que se están formando en el Seminario Mayor con sus formadores, y algunas jóvenes.
 En este Año de Gracia, el Señor también nos ha bendecido con el don de tres hermanas que se han consagrado a Él para siempre con el compromiso de los votos perpetuos.
V. Del Portal en Torreciudad
Como en otros años se celebraron las novenas a la Virgen María bajo la advocación del Portal (cuenta la leyenda, que, en el momento de construir los cimientos del Monasterio se halló una imagen de la Virgen María; la cual durante muchos años estuvo colocada sobre el dintel de la puerta de entrada al atrio o al corral del Monasterio, como se decía entonces, bajo el frondoso ramaje de un roble interpuesto entre ésta y la portada de la Iglesia, de ahí, posiblemente venga la advocación de Virgen del Portal), en el mes de mayo y de septiembre, pero esta última tuvo un matiz especial ya que cada día vinieron a celebrar la Eucaristía Sacerdotes pertenecientes a distintas Órdenes Religiosas de la Archidiócesis. En uno de estos días también celebró el Obispo Auxiliar, D. Jesús, y el día de la Natividad de la Virgen María, presidió la Eucaristía Monseñor Julián, Arzobispo de Santiago de Compostela, y concelebraron varios sacerdotes, entre ellos, algunos hermanos nuestros dominicos de la Comunidad de La Coruña; finalizó la Celebración impartiendo la Bendición Apostólica, lo cual fue para nosotras una muy emotiva y gozosa sorpresa.
Por todo lo que el Señor nos ha concedido y hemos vivido en este Año Jubilar, damos Gracias a Dios, nuestro Padre, el cual, desde su infinita y eterna bondad y misericordia nos concede siempre aquello que más nos conviene: “todo es para bien de los que le aman”. Y pedimos que, en lo que resta de este Año, nos conceda las gracias necesarias para vivir con generosidad y alegría, todo aquello que Su Divina Voluntad nos ofrezca, para mayor Gloria Suya, bien de toda la humanidad y provecho de nuestras almas.


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