lunes, 10 de octubre de 2016

Conversaciones en la puerta de la sacristía.


Una comida de la parroquia


En la puerta de la sacristía se tienen conversaciones improvisadas, se habla de algo que preocupa. Tal vez son conversaciones rápidas, de paso, pero que están a flor de piel.

Hoy estaba ya para cerrar y vino una joven preguntando por la hora de Misa. Venía bien pues hasta  ahora la Misa de diario era a las 8 tarde, pero ya empezó el horario de invierno y ahora es ya  a las 7 pm.

Como era joven y tengo preocupaciones por los jóvenes,  que son el futuro, le hice una pregunta directa: ¿por qué no echas una mano para los jóvenes de la parroquia?

La joven me contó su experiencia. Me  dijo: tiene que encontrar las personas adecuadas, Dios las tiene pensadas y a veces no son las que más parecen que pudieran hacer esta labor.

Contó como en una parroquia rural en donde nació,  no había catecismo desde hacía dos años. Esto le preocupaba y entonces decidió actuar.

Habló con una joven que reunía ciertas condiciones,  pero dijo que no podía por sus negocios. Estando el domingo en la Misa de  12,  se acercó al párroco y le pidió que le dejara hablar al final de la Misa sobre la catequesis; aunque es tímida y no sabía mucho por  dónde empezar, se  decidió a hablar,  pero las ideas fueron muy interesantes que aquí resumo:

Una excursión
1.-nosotros los mayores  estamos aquí porque cuando niños tuvimos catequesis, veníamos a la Misa, hacíamos cola los primeros viernes para confesarnos…íbamos de excursión.

2.-si queremos que los niños un día vivan como cristianos, hagamos lo mismo.

3.-es fácil que digamos: yo no valgo, tengo mucho que hacer…pero si decimos sí a Dios, Él nos dará las cualidades  que necesitamos.  Nos capacita para la tarea.

Después de estas o parecidas palabras,  7 jóvenes se quedaron  en la iglesia y comenzaron a preparar las lecciones de catecismo. “ éramos como los apóstoles, amistad mutua, alegría y acción. Fue fantástico.”

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