domingo, 2 de octubre de 2016

Una anécdota del beato Manuel González




En el año 1932 viajó a Sevilla para saludar a la fundadora de las Hermanas de la Cruz que se encontraba enferma de gravedad. D. Manuel encontró a santa  Ángela de la Cruz en su celda postrada en un duro lecho de madera, y le dijo:

Madre, repita conmigo esta jaculatoria: viva mi cruz y yo en ella con Jesús y todas mis hijas en ella hasta la muerte! Y añadió  con gracia andaluza a lo divino: y la que saque un pie de la cruz ¡que le dé un calambre!

Al oír estas palabras sor Ángela abre los ojos y le miró agradecida, esbozando una sonrisa.

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