martes, 4 de octubre de 2016

Lucila, en la residencia de S. Marcos.

Peregrinación a Lourdes



Ayer,  Lucila López Mourelle, que muchos de los lectores  del blog conocen,  se fue a la residencia de S. Marcos con sus  93 años.

 La llamé por teléfono a la tarde y una amiga, que ya reside allí desde hace algunos años,  le estaba enseñando la casa.

 Si alguno le  quiere escribir, basta que ponga Residencia de San Marcos, Santiago de Compostela.


La vida de Lucila giró en torno a la residencia del Servicio Domestico de Santiago  en donde estuvo en su juventud y allí aprendió especialmente a bordar,  en cuyo arte fue una gran experta. Sus bordados llevaron premios nacionales. También merecen destacarse las numerosas comedias que organizó para gente joven y que tuvieron mucho éxito. Todo esto merece un capítulo aparte

Luego estuvo en la Grande Obra de Atocha en la Coruña y allí conoció a un santo, a D. Baltasar Pardal y de esta institución quedó muy agradecida. Aun en el día de hoy conserva amistades de la Grande  Obra. Le gustaba especialmente la labor con niños y familias pobres.
Fátima

Y luego,  el gran París en  donde estuvo la mayor parte de su vida  y  que también le ayudó mucho en su cultura  y de donde tenía tantos recuerdos.

 Con frecuencia contaba anécdotas de París. De París  conocía a sus gentes, sus iglesias, sus calles, sus museos y recordaba perfectamente y con detalle nombres e historias.

Estuvo a punto de  escribir un libro sobre sus pasos por París, incluso lo había pensado, pero al final no pudo ser.

Luego ya se jubiló y vino a parar a Santiago y en concreto a esta parroquia en donde trabajó más de lo que podía, -nunca decía  que no-  pues ya le cogió en  edad  avanzada.

 Pero merece destacarse la atención al arreglo de Guadalupe, los niños de S. Cayetano y las exposiciones. Algún día podremos contar más cosas de esas vivencias que muchos conocemos de primera mano y que son experiencia.

Lucila  destaca por el amor  a la Santísima Virgen, quiere  con gran afecto al Corazón de Jesús, devoción que  se hizo grande en el  santuario de el Sagrado Corazón de París y que le  duró toda la vida. Es  alegre y tiene el don  de  consolar  al triste.
retorno de Fátima en casa de unos amigos

Que Dios la bendiga y que siga  haciendo el bien en donde ahora se encuentra,  pues tenemos que trabajar hasta el último aliento sin bajar la guardia nunca.

3 comentarios:

  1. Siempre le digo a Dios que quiero ser como Lucila, pero aunque viviese mil años, nunca podría llegar a ser el ser tan lleno de luz, bondad y amor que es mi amiga Lucila, Dios va a estar siempre con ella y ella va a estar siempre presente en mi vida y en mis oraciones. Te quiero mi pequeña luz.



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  2. Tengo Mucho recuerdos de Lucila... No sabía que se había marchado. Intenté a llamarla pero nadie me recogía el teléfono. Estaré rezando por ella.

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  3. Lucila es para mí un gran ejemplo, el ejemplo de una persona santa que no tiene más que generosidad para con los hombres y una gran y profunda vida spiritual a la vez que sencilla con muchísimo Amor de Dios. Siempre dare gracias por haberla conocido y por haberme enseñado tanto.

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