viernes, 21 de octubre de 2016

Estoy fuera de órbita




Esas  fueron las primeras palabras que me dijo una señora a la puerta de la sacristía. No sabía exactamente lo que quería decir y entré en conversación.
 
Pensé en los planetas de qué les pasaría si estuvieran fuera de órbita. Me parece a  mí que irían incómodos, danto tumbos, errantes. Quizá a las personas nos pase algo igual.

Pero yo quería saber algo más y esta persona venía a rezar un poco,  pero antes  estaba hablando conmigo. Le pregunté a qué se refería y me dijo que iba tirando, cumpliendo, pero no estaba en la órbita de la santidad.

Ya entonces entendí lo que pasaba y eso es algo  común en muchos cristianos. Los santos esos sí están en órbita.

 A parte de darle el sacramento de la penitencia, que nos ajusta un poco,  le animé a empezar de nuevo. Siempre estamos empezando,  cada día y, en ocasiones,  varias veces al día. Esa lucha por intentar vivir la llamada a la santidad, ya  es  estar en órbita, ya es santidad.

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