jueves, 10 de noviembre de 2016

Esto, no tiene remedio.

Nos lo contó una madre que tiene un niño pequeño, unos seis años, en el catecismo.

La catequista de este niño lo llevaba con los otros compañeros al presbiterio a hablar con Jesús, todos los domingos a la hora de la catequesis.

Los niños se ponian de rodillas , inclinados y a veces  casi tirados por el suelo. Le decían a Jesús sus cosas:   unos que se le había roto el ala del avión, o que no tenían muñeca y cosas por el estilo. La catequista los animaba diciendo: Si acudís a Jesús  que es vuestro  amigo ,  Él  tiene remedio para todo. Y así ,mas  o menos,  un día y otro.

Uno de esos niños vio en casa discutir a sus padres acaloradamente y en un momento de la discusión uno de los padres dijo: esto no hay quien lo arregle. El niño lo oyó y entonces se acercó a los padres y les dijo: yo sé quien puede arreglarlo. Los padres, sorprendidos, se callaron y le miraron con atención, era un niño de sólo  seis años. El niño les dijo:Jesús  puede arreglarlo todo.

Luego la madre  fue a la ciudad y pasó por delante de una iglesia en donde está expuesto el Santísimo durante todo el día. Se acordó de lo que le dijo su hijo y  se dijo:voy a entrar y a probar.

 Rezó y se volvió a casa. Cual no fue su sorpresa pués,  aquello que parecía una gran dificultad,  se arregló en menos que canta un gallo.  Luego lo contó contenta a la catequista y por eso sabemos  esta bonita historia..

No hay comentarios:

Publicar un comentario