jueves, 29 de diciembre de 2016

La persona y su dignidad




Desde hace poco tiempo tengo en mi escritorio una frase escrita en un mal papel, pero con una buena idea tomada de los obispos de los  Estados   Unidos.

En su momento me llamó la atención y no la mandé a la papelera pues sigue interesándome. Creo que debo difundirla o al menos así a mi me lo parece.

La frase en cuestión es: una decadencia de la salud, no es una decadencia en la dignidad de la persona.

Llevo visitando varios geriátricos desde hace algunos años y he podido ver a personas que en su momento eran muy apreciadas e importantes, pero con el tiempo, ahora lo han perdido todo, menos su dignidad como personas.

 Algunos  no se enteran de nada de lo que los demás  hacen por ellos, pero un día lo sabrán todo. Y hay algo que siempre entienden incluso los más perdidos: que se les trate con amor. Eso lo entienden muy bien y lo agradecen a su manera. Quizá tenga que ver  con esa dignidad de la persona que nunca se pierde. Parte de ese amor es el respeto con que se le habla, el uso del Vd., el por favor, permiso,  etc.

Yo suelo visitar sacerdotes ancianos o enfermos con cierta periodicidad y he observado que a todos les alegra que le pidas una bendición. Eso no lo han olvidado y quizá les ayuda a sentirse sacerdotes. Es algo que tienen y pueden dar y lo hacen con gusto. También se le pueden pedir oraciones por intenciones concretas. Están en la cruz y desde ahí pueden hacer mucho bien.

Si tienen  bien el sentido,  les ayuda mucho que te confieses con ellos. Es parte de su vocación sacerdotal: Perdonar los pecados como Jesús. Eso les hace sentirse útiles en algo que  no todos pueden hacer. Sólo Dios perdona y ordinariamente lo hace a través del sacerdote.

El ejemplo que se me ocurre es que a  un cuadro de Velázquez, aunque esté maltratado,
siempre le queda algo de su primera belleza y categoría , y le tenemos un  respeto.

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